5A. Elecciones en Galicia y en El País Vasco
De los casi 140 mil votantes potenciales en la isla, 41.695 gallegos y 1031 cubanos de origen vasco, están llamados a votar en las próximas elecciones autonómicas de Galicia y Euskadi, convocadas el próximo 5 de abril por los presidentes de ambas comunidades autónomas. El Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA) del 1 de diciembre de 2020 es el que se toma como válido para estos comicios. Según dichos datos en Cuba reside una importante comunidad gallega inscrita en las listas electorales de las 4 provincias gallegas. Por Ourense aparecen inscritos en los registros electorales 12.854 españoles. Coruña tiene 11.250 electores registrados, mientras que Pontevedra cuenta con 3.203 votantes. De Lugo es la comunidad electoral más importantes residente en la isla caribeña. En efecto, 14.388 cubanos de origen lucense podrán ejercer su derecho al voto el 5-A.
Los vascos están poco representados en Cuba a pesar de ser una de las inmigraciones españolas que más huella ha dejado en la isla. Las tres provincias vascas Álava, Guipúzcoa y Vizcaya apenas sobrepasa el millar electores.
A pesar de ser numerosa, la comunidad gallega de Cuba no se acerca ni un poco a la diáspora en Venezuela, donde podrán ejercer su voto 121.884 personas originarias o descendientes de peninsulares del norte de la Península ibérica.
Hay que destacar que los electores españoles en Cuba son los únicos cubanos llamados a ejercer sus derechos ciudadanos con regularidad y transparencia desde hace sesenta años. Dicho de otra manera, los descendientes de españoles cuentan con derechos civiles que la dictadura niega al resto de la población residente en la isla. Sin embargo, debemos lamentar que mal informados, o desconociendo la fuerza que poseen en democracia, sus representantes hayan sido incapaces de encontrar fórmulas políticas capaces de hacerlos valer.
El voto exterior, aun limitado por el actual sistema electoral que lo complica, puede cambiar el color político de un parlamento regional y del mismo modo, ser el origen de iniciativas legislativas que los beneficien. Es así como la secretaría de inmigración entre las manos del Partido Popular, se muestra sensible a los electores de los países iberoamericanos, cuyas comunidades han sabido organizarse para pesar un poco en el complicado tablero político español. Ejemplos hay muchos, el más reciente, lo constituye la ampliación hasta el 19 de febrero el plazo para que los gallegos residentes en Venezuela, Argentina y Uruguay puedan solicitar las ayudas individuales de urgencia. Más allá de las ideologías, no parece lógico dejar a Cuba fuera de esa extensión, que beneficia en primer lugar, las personas mayores en situación de pobreza extrema; pero como ya hemos indicado, los españoles de Cuba no se desplazan a las urnas, y por tanto, 41.695 votos se irán como en otras tantas citas electorales pasadas al basurero de la historia.
La apatía democrática de los españoles de Cuba no es ajena a la que padecen el resto de sus coterráneos; sin embargo, si bien los cubanos en general no pueden decidir su futuro por medio de las urnas, los españoles de Cuba sí que pueden hacerlo. Exigiendo, por ejemplo, que se amplíen las partidas de ayudas económicas destinadas a los más pobres, o como ocurre en Argentina, promoviendo una ley de nacionalidad para los descendientes de españoles nacidos en el extranjero. A pesar del interés que tienen los cubanos de ascendencia española para que termine de pasar esa ley, no han sido capaces de crear un frente unido para reivindicar sus derechos. Mucho más podría hacerse para mejorar la vida de todos, si los representantes de la comunidad, empezando por el Consejo de Residentes Españoles (CRE) y terminando por las asociaciones gallegas más variopintas desperdigadas por toda la geografía insular, deciden aprovechar las oportunidades que les ofrece la democracia española.