por Marco Antonio Aguilar
Soy cubano de nacimiento, pero con corazón español, algo inexplicable cuando era joven, pero al vivir 5 años en España y comparar con otros países, esa pertenencia despertó, aclaró y germinó. Además de España, he vivido algunos años en Italia y Argentina. En 2017 regresé a Cuba a cuidar de mi madre enferma, y el motivo de ir de España a Argentina fue cuidar de mi padre enfermo. Desde hace unos meses Maikel me pidió lo ayudara con la promoción y divulgación en algunos grupos, algo que acepté y hago con agrado porque me gusta todo lo que se relacione con España y su cultura. Les puedo hablar largo y extendido de cómo la Revolución cubana adoctrinó y adoctrina al pueblo obligándole a amar más a África y su cultura que a España y su cultura. Esto les parecerá difícil de creer ya que la familia Castro viene de Lugo, Galicia.
Antes de emigrar de Cuba a Europa no me percataba de este adoctrinamiento, pero al regresar a Cuba en 2017 me di cuenta de que los cubanos vivimos engañados acerca de nuestra herencia española, nuestros ancestros, en definitiva. Empiezo diciendo que, desde hace décadas, desde que somos niños se nos inculca a amar un personaje de dibujos animados llamado Elpidio Valdés, que siempre vence a los españoles al dejarlos en ridículo. En esta serie y largometrajes de Elpidio los personajes españoles son mostrados como estúpidos, incapaces, catetos e ignorantes, sin valores ni principios. Luego, los revolucionarios hacen creer al pueblo que la Revolución socialista comenzó en 1868, algo incierto ya que el mismo José Martí criticaba las ideas socialistas. Por otro lado, ha cobrado mucha fuerza el empoderamiento de la raza afroamericana en Cuba. Se ve desde audiovisuales a publicaciones de todo tipo, hoy es una imposición muy forzada que no vi cuando era niño, crecí entre afrodescendientes como iguales. Esto que digo se percibe mucho cada año cuando llega la Huella de España que trata de ser ocultada, relegada a pocas revistas informativas que transmiten en horarios laborales, ahora cuando hay festejos como Wemilere y otros eventos culturales afrocubanos son promovidos hasta el cansancio.
Soy tataranieto de víctimas de Weyler, bisnieto de un mambí que después que Weyler asesinó a sus padres, se fue adolescente a la manigua a pelear contra España, tengo muchísimas más razones que muchos revolucionarios adoctrinadores para odiar a los españoles, y siento un amor por España y su gente que no me cabe en el pecho. Prefiero amar y pasar página a viejos rencores como me han enseñado los españoles, que vivir con rencor a España como me adoctrinó la educación socialista
He conocido varios descendientes de gallegos que me dicen que tienen gustos raros para haber nacido en el Caribe, como que les gusta la lluvia y los días nublados o invernales, el mar y la montaña y que se les mueve el piso cuando ven arte y música española. Tal vez esto tendrán que investigarlo hombres de ciencias, pero al parecer hay cosas que se transmiten en el ADN de bisabuelos a bisnietos españoles. Soy descendiente de gallego y asturiano. Cuando llegué a España pensaba probar con las Canarias por el hecho de que somos isleños, pero algo me dijo: antes ve a saludar a tus primos gallegos, y esa fue mi perdición, y luego la de mi madre, nacionalizada española
Yo doy y daría mi vida por España y su gente. Desde mi llegada a Cuba no me canso de ayudar a los hispano descendientes. Ahora mismo estamos presentando junto a otro hispano descendiente un proyecto para rescatar el Centro Español de Regla que los revolucionarios tomaron convirtiéndolo en teatro para promover las congas, comparsas y bailes africanos. Me verán calladito en el grupo, pero no ausente, estoy tomando nota y retroalimentándome de vosotros para ver cómo puedo ayudar a los miles de miembros de grupos y guiarlos al objetivo común que es la Autonomía Concertada para Cuba.