María Elena de Cárdenas y González tiene en una de las entradas de su residencia en Coral Gables un escudo de la república de Cuba. Las paredes del interior de la casa en Granada, una de las avenidas principales de la ciudad floridana, muestran, sin embargo, los retratos de sus distinguidos antepasados de la nobleza criolla cubana, hacendados y militares que conservaron el apego a las tradiciones y honraron los títulos nobiliarios otogados por la monarquía española en reconocimiento a sus méritos y servicios.
Uno de esos títulos era el marquesado de Campo Florido, otorgado por el rey Fernando VII, el 6 de mayo de l826, a Miguel de Cárdenas y Peñalver, antepasado de María Elena de Cárdenas y González, quien lo acaba de recuperar en España luego de una batalla legal que ganó a una de las familias más sonadas de la nobleza española, los Koplowitz.
María Elena de Cárdenas y González, marquesa de Campo Florido, con su hijo Luis de la Vega, empresario miamense, a la entrada de su casa en la calle Granada en Coral Gables. Roberto Koltun rkoltun@elnuevoherald.com
Alicia Alcocer Koplowitz, hija de Esther Koplowitz y Alberto Alcocer, era quien ostentaba el marquesado de Campo Florido desde el 2003, según informa el periodico español
El Mundo. Alicia es la presidenta no ejecutiva de Cementos Portland Valderrivas, filial de FCC, empresa de construcción que preside su hermana Esther, ambas sobrinas de la importante empresaria Alicia Koplowitz, quien a su vez es poseedora del
marquesado de Bellavista, que también reclama De Cárdenas y González.
“La Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 1 de febrero de 2017, declara el mejor derecho de doña María Elena de Cárdenas y González, frente a doña Alicia Alcocer Koplowitz, al título nobiliario de Marqués de Campo Florido”, dijo en entrevista con el Nuevo Herald Luis de la Vega y de Cárdenas, hijo de De Cárdenas y González, y empresario miamense, presidente de junta de la compañía de traducción e interpretación ProTraslating, con sede en Miami.
“Mi abuelo, Luis de Cárdenas y Cárdenas, apreciaba y respetaba mucho las tradiciones, tanto las cubanas como las de la Madre Patria”, dijo De la Vega. “Para mi madre esta sentencia sobre el marquesado de Campo Florido es de gran emoción, pues su padre tenía el mejor derecho al título cuando los tíos de Esther Koplowitz rehabilitaron varios títulos nobiliarios de la familia en los años 1960. Pero en eso vino el exilio… así que ahora el marquesado de Campo Florido regresa de España a América”.
La familia De la Vega y De Cárdenas salió de Cuba en los años 1960, después de la llegada del castrismo, dejando atrás una extensa pinacoteca y objetos valiosos de los cuales pudieron sacar muy poco al exilio, entre ellos algunos platos que habían pertenecido a otro de sus antepasados, el Marqués de Almendares, Ignacio Herrera y O’Farrill, quien mandó a hacer esta vajilla a China en 1845.
Miguel de Cárdenas y Peñalver recibió el marquesado de Campo Florido por sus constantes servicios y lealtad al rey de España según un Real Despacho de 1826. “Este a su vez era nieto del primer marqués de Cárdenas de Montehermoso, sexto abuelo de mi madre”, dijo De la Vega.
De Cárdenas y Peñalver fundó en los años 1850 el poblado de Campo Florido –en la provincia de La Habana, a cinco kilometros de Guabano y a 16 de Guanabacoa– y lo nombró en honor del marquesado como centro de comercio entre los dos ingenios que poseía en la zona, el San José de Miraflores y el San Francisco,
“Otro hijo del primer Marqués de Campo Florido fue Gabriel de Cárdenas y de Cárdenas, a quien el Rey Amadeo I [rey de España entre 1871 y 1873] le otorgó, el 16 de agosto de 1871, el marquesado de Bellavista”, informó De la Vega. “Este marquesado está también pleiteándose en los tribunales de Madrid, y mi madre es de nuevo la demandante. Este último es contra Alicia Koplowitz y Romero de Juseu, empresaria de una de las compañías constructoras más grandes de España, tía de la que acaba de perder Campo Florido en la Audiencia Provincial de Madrid. El caso está en espera de sentencia”.
María Elena de Cárdenas y González, nacida en La Habana en 1919, es una mujer sencilla y optimista que disfruta alimentar a los peces del estanque y los pájaros que llegan al jardín andaluz que su hijo mandó a hacer en el patio de la casa para celebrar su 80 cumpleaños. “Ha vivido dedicada asu familia, a sus hijos y nietos”, dice De la Vega, indicando que su madre es una apasionada de la ópera y que al levantarse todas las mañana toca el piano.
“Fue una gran viajera y le encantaba ir a Europa y estar cerca de sus raíces”, concluyó De la Vega.