Las mentiras de Víctor Bordón Machado

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Foto: Víctor Bordón Machado.

París, 21 de octubre de 2020.

Querida Ofelia:

Nuestro querido y viejo amigo Miguel García Delgado  me envió desde Miami este interesante testimonio escrito por Eloy Gutiérrez Menoyo. Estimo que  ayudará a los historiadores en sus investigaciones sobre la verdadera Historia del Segundo Frente del Escambray, durante la lucha contra el régimen de Fulgencio Batista en los años cincuenta del siglo XX.

 “Les pregunté y al instante, no sin sorpresa por nuestra parte, supimos la motivación. La detención de Víctor Bordón y sus más allegados seguidores, había llegado a oídos de la dirigencia del Movimiento 26 de Julio y del Partido Socialista Popular.

 La alarma fu tal, que fueron ellos quiénes organizaron al grupo de campesinos que ahora nos visitaban, con la petición nada más y nada menos de que no fusiláramos a Víctor Bordón. Se tranquilizaron cuando les hice saber, que por nuestra mente no había pasado ni remotamente esa posibilidad. Pero sí, resultaba altamente coincidente y curioso, que tanto los dirigentes que organizaron a este grupo de campesino, como el propio Víctor Bordón, si consideraban que los trajines en que andaban eran de tal envergadura, que de ser descubiertos no podía esperarse otra cosa, que la pena máxima.

 Los campesinos escuchaban atentos nuestra argumentación, acerca de los hechos que nos llevaron a actuar en la forma que lo hicimos, la misión encomendada a Bordón, la avioneta inexistente que inventó, la presentación de armas en la Sierra Maestra, por parte de los barbudos, en su honor, la jefatura del Escambray, otorgada por Fidel Castro y una sarta de mentiras con las que engañaba a sus propios oficiales, a su regreso al Escambray y lo que era aún mucho más grave, trasmitiéndole a sus oficiales, como si Fidel Castro, le hubiese dado la orden de que a todos nosotros, había que matarnos.

 Llevar la cosa a tal extremo, fue su principal error, ya que muchos allegados a él, no compartían esos extremos y optaron por alertarnos. Los campesinos escuchaban con asombro, nuestra narración de los hechos. Se les aclaró, que ninguno de los detenidos había sido objeto de ningún tipo de maltrato. Ni siquiera el propio Víctor Bordón, a quien manteníamos separado del resto del personal, el cual, sin que nadie ejerciera ningún tipo de presión sobre él, sabiéndose descubierto y comprometido al máximo, redactó y firmó voluntariamente una carta, que nadie le pidió, en la cual reconocía sus errores y su culpabilidad y en ella, mostraba su arrepentimiento.  Los campesinos escucharon boquiabiertos la lectura de dicha carta.

Finalizada esta dimos por terminada la reunión y todos partieron de vuelta por donde habían llegado. Pero esta vez, con la firme convicción de que la misión que les habían encomendado era innecesaria, ya que allí, ni se iba a fusilar a nadie ni se iba a retener innecesariamente en cautiverio, ni aún a uno sólo, de los que nos habíamos visto en la necesidad de desarmar y a quiénes en el transcurso de aquella misma semana, se les otorgó plena libertad, para que se dirigieran adonde consideraran que podían ser bien recibidos.

Con Víctor, se siguió el mismo procedimiento, pero a éste si le advertimos que se pusiera lo más lejos posible de nuestro frente. Por lo cual, él entendió a la perfección y pudimos dar por terminado, este desagradable capítulo, que de no haber sido atajado a tiempo hubiera provocado, quizás un desenlace fatal.

El Che rumbo al Escambray, territorio Libre de Cuba.

 Digo esto porque las cosas a veces ocurren y no es por casualidad, ni por pura coincidencia, sino por previa coordinación, pero lo cierto es que casi simultáneamente a lo que hemos narrado, veníamos siguiendo por la Radio Rebelde que trasmitía desde la Sierra Maestra, el avance de la columna de Ernesto Che Guevara, hacia el Escambray y la comandada por Camilo Cienfuegos, a Pinar del Río, en la parte occidental de Cuba.

 Al Che lo anunciaban como la persona designada: para asumir el mando en la provincia de Las Villas, de todo el Movimiento 26 de Julio, ya fuera militar o civil y en una de esas alocuciones la Radio Rebelde, exhortaba y ordenaba a los miembros del 26 de Julio con las armas en la mano, en las montañas del Escambray, que se pongan bajo las órdenes del comandante Ernesto Che Guevara.

Esa exhortación, repetida y vuelta a repetir, nos sonaba a nosotros como una especie de incitación a la deserción, además conllevaba una falta de ética, o un desconocimiento total de nuestro frente, pues si había alzados del 26, con las armas en la mano, era porque se las habíamos dado nosotros, ya que muy pocos de ellos, se alzaron con su propia arma.

 De todas formas, aquella alocución la procesamos como había que hacerlo, cursando un comunicado a todas las columnas y oficiales de guerrillas, poniéndolos al tanto de los acontecimientos y autorizándoles a que dejaran partir a cualquier miembro del 26 que se hubiera alzado junto con nosotros trayendo su propia arma.

 Igualmente podrían abandonar nuestras filas aquellos miembros del 26 que lo desearan, siempre y cuando entregaran el arma correspondiente con que lo habíamos armado. La alocución tuvo un efecto de mal gusto, inclusive entre aquellos que se sentían del 26; no hizo ni una sola mella entre nuestras filas, por el contrario, de ahí en lo adelante no confrontamos ni un sólo problema.

 Por el contrario, yo diría que todos cerraron filas, combatiendo en primera línea hasta el final. Narrar minuciosamente todas las operaciones efectuadas por nuestras guerrillas sería como el cuento de nunca acabar y haría interminable lo que pretendemos sea un breve bosquejo.

 El caso de Víctor Bordón Machado  

Cuando tuvo lugar la huelga de abril de 1958, Bordón estaba en la zona de Manacas, en la carretera central. Allí él y sus hombres quemaban y paraban vehículos. En uno de esos automóviles venía un hijo del General Pedraza, quien traía un M-1 calibre 30 en el piso del carro.

La gente de Bordón, vio la carabina M-1. Uno de los rebeldes, que tenía una escopeta calibre doce, se puso nervioso y le disparó al joven, el que resultó muerto.

Más tarde, Pedraza se enteró de la muerte de su hijo y… ¡Juró Vengarlo! Muchos de los hombres del 26 de Julio, que salieron del anonimato por su esfuerzo en la huelga de abril y no pudieron unirse al mando en la Sierra Maestra, por la distancia, se dirigieron al Escambray.

Uno de esos fue Víctor Bordón Machado. También, llegaron otros hombres de las poblaciones cercanas y algunos traían armas. Obviamente, este movimiento de nuevos combatientes fortaleció, al Segundo Frente. La primera vez que nosotros, los hombres del Escambray, conocimos del nombre de Víctor Bordón Machado, fue cuando el grupo del D.R. salió del Escambray, en el mes de febrero por Fomento y tuvo varios encuentros con las fuerzas de Batista.

Entablaron combates en Fomento, Placetas y Cabaiguán. Anteriormente y relacionado con la salida de Faure Chomón y su grupo, del grupo del D.R., porque querían partir para La Habana, se entablaron algunos combates en el Cacahual, La Diana, Manigua de Michelena y en otros lugares.

 Además, salió en la prensa nacional un reportaje de Agustín Alles y el fotógrafo Guayos, sobre estos acontecimientos. Después apareció un reportaje, donde Bordón daba la impresión de que él, era el jefe de todo lo que ocurría en la zona central de Cuba.

Un día Menoyo, recibió un mensaje de Bordón, diciendo que estaba rodeado en Hoyo de Padilla y que necesitaba ayuda. Cuando Menoyo, llegó con cien hombres para salvar a los guerrilleros que estaban cercados, encontró que Bordón, nunca había estado cercado y por esa zona no había ni un guardia de Batista.

La realidad fue que con Bordón, sólo llegaron 16 hombres cansados y hambrientos y los guerrilleros del Segundo Frente Unido del Escambray, le dieron todo lo que tenían. Incluso, Bordón, firmó un documento, en el cual dejaba constancia que tanto él, como su grupo pasaban a formar parte del Segundo Frente.”

Todas estas narraciones  son verídicas y otras más pueden ser leídas, en www.camajuani.net, sección biblioteca. El Segundo Frente de guerra contra Batista. Narradas por: Eloy Gutiérrez Menoyo, Miguel García Delgado, Roger Redondo, Dr. Armando Fleites, y Felipe Lema.

Un gran abrazo desde de estas lejanas tierras del Viejo Mundo,

Félix José Hernández.

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