Juan Fernández Trigo, el Breve, otro embajador fugaz

El paso de los embajadores de España en La Habana parece una conga, vienen haciendo ruido y se van sin haber cumplido nada de lo que prometieron a su llegada. El nuevo embajador parece más cauto y, por ejemplo, no se ha referido ni un solo instante a los expedientes de nacionalidad bloqueados.

Este asunto, es una de las principales quejas dirigidas por la comunidad a la que representa a las autoridades madrileñas, sin que hasta el día de hoy se hayan notado mejoras en el trámite. Hemos sacado cuentas hace poco, y hemos llegado al a conclusión de que las resoluciones han caído aun más, a pesar de que se han contratado algunas personas en el Consulado.

La semana pasada, en el marco de las celebraciones por los 40 años de la Constitución, el embajador convocó a todos los presidentes que representan la Federación de Sociedades Españolas en Cuba, una entidad inventada por el régimen para limitar la libertad de asociación -pactada por la dictadura con Felipe González en los 90-, de la comunidad española residente en la isla.

En su intervención “magistral”, según el corresponsal permanente de La Región Internacional en La Habana, Felipe Cid; Fernández Trigo ofreció un repaso de historia de España. ¿Aprovechó para decir algo sobre los expedientes bloqueados? ¿Se lamentó por la poca participación en las elecciones andaluzas, donde no hubo ni un alma que se desplazó hasta el consulado? ¿Sobre la devolución de las propiedades confiscadas? ¡Qué va, nada de eso! No faltaría más. Sin dudas no es el momento de molestar al Canelo y al sátrapa que dirige la finca cubana tras las bambalinas.

Aquí les dejamos una muestra de la magistral elocuencia del señor embajador:

‘España es un país que por ser provincia romana se cristianiza con mucha rapidez y posteriormente se produce un proceso de reforzamiento del cristianismo.’ Y sigue expresando: ‘Este es el texto constitucional que más tiempo ha estado vigente en España, y que más estabilidad política ha dado. Creo que el mérito no está en su duración sino en lo que considero haber abordado problemas esenciales de España que arrastraban desde hace doscientos o trescientos años’.

No deberíamos tener que recordar al Sr. embajador que su trabajo consiste en defender los intereses de España en Cuba. Los intereses económicos de las empresas sí; pero, sobre todo, y más que nada diríamos, de los interesados, o sea la gente común, de a pie, pues fue para ellos que se redactó la Constitución que tan «magistralmente» ha defendido en la puerta de su residencia. Y a la que tan poco caso se le hace en la isla.

En definitiva, son los españoles más modestos los que resultan más afectados por la ineficacia de la administración española en la isla. Para ellos, tampoco esta vez dedicó el breve embajador unas palabras de aliento. No olvide el Sr. Fernández Trigo que son ellos quienes pagan su salario cada mes.

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