HABLANDO CON EL ALBAICÍN
Que me dejen ver la Alhambra
desde tu corazón.
Que tus callejuelas de cal y tejas,
de sombras, fuentes y campanas,
rumoreen mi alma.
Que tus suelos de piedras y mosaicos,
de regusto romano me lleven entre
aires bereberes o sirios, según
se les antoje.
Que tus mirtos y tus jazmines,
me señalen los caminos,
de los bosques y los montes.
Que tus imágenes me lleven
hacia Juan Ramón Jiménez
y Federico García Lorca.
Y déjame que me pierda en ti,
entre ti y por ti,
como en un sueño de tiempo,
buscando el rastro mágico
de algún antepasado
en un cuadro de
Manuel Gómez-Moreno;
hasta terminar reposando
en el mirador de San Nicolás.
Pero eso sí, Albaicín:
No me dejes nunca.
–Antonio Moreno Ruiz