Barcelona, España, Europa

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Puede que Barcelona esté en España, y España esté en Europa; pero también puede ser todo como ese menú del día que te lo anuncian por una cifra redonda de euros, y cuando te levantas de la mesa, no ha correspondido lo pagado con lo anunciado.

Barcelona es una ciudad que goza de un encanto especial en su caserío. Lo de su gente ya es harina de otro costal, y costales hay muchos en una ciudad cosmopolita, donde gusta volver y evocar pasadas circunstancias de otros viajes. Ahora bien, los Usas, sumergidos siempre en el mismo problema del desestabilizador Manual del Perfecto Agitador Social, editado y distribuido desde los EE.UU. como para el “mundo latino” suramericano, por muchos años (cada vez menos) Barcelona siempre ha sido como la Meca Española a visitar por los hijos de aquellos emigrantes españoles que marcharon con hombre hasta en los piojos que llevaban camino del otro lado de la mar, los “amigos yanquis”, sin tener en cuenta que ya la “Meca Latina” no es Barcelona, haciendo honor a su tradicional y brutal incultura, desde la embajada, probablemente sin saber ni donde está Barcelona de España, han iniciado una campaña de desprestigio de la ciudad.

Todavía, pese a la hipoteca informativa que gravita sobre una España que lleva ya algunas centurias hablando lo que le dicen otros que diga, España, y España engloba a Barcelona, está situada en un grado de inseguridad ciudadana más de cuatro décimas por debajo del índice de inseguridad que Inglaterra, y próximo a las cinco décimas, también por debajo, de la violencia que impera en la dulce Francia. Por lo que el Manual del Perfecto Agitador, aunque los yanquis sean los que aparentan ser los más poderosos del planeta, deben corregirlo en lo que respecta a Barcelona; ciudad placentera que aparece mejor posicionada en la escala para vivir en ella, que el noventa y nueve, coma, noventa y nueve por ciento de las ciudades gringas de su volumen vecinal.

El ataque frontal de la embajada Usa alertando a sus ciudadanos que visiten Barcelona, queda encuadrado en el mismo escalón que cuando el generalísimo Franco para pagar los préstamos recibidos por EE.UU. para financiar su rebelión, le regaló aquellas bases y lugares del territorio español para que izaran su bandera más alta que la española y nos llenaran de “barras americanas” las ciudades y pueblos españoles; Eso sí, advirtiéndole a los extremadamente cultos soldados que mandaron a cubrir las bases, que no consumieran productos españoles tan perniciosos como era el jamón de bellota, y, algunos hasta le hicieron caso.

Aniquilar, arrasar, exterminar todo lo que huela a hispano e hispanidad, es la novedosa política que tiene puesta en marcha el tintado Trump, que no ha caído en paracaídas precisamente como una excepción dentro de la sociedad yanqui, y que es, por tanto, un exponente o reflejo de una forma de pensar generalizada en EE.UU. de que ellos y sus mantecas sebosas, sus mantecas y ellos, son lo mejorcico que ha existido y existe en el mundo, tal y como en su día lo pensaron los alemanes.

Así no puede caminar con ruedas redondas el mundo. Y menos si desde España, aún sabiendo mucha gente lo que están haciendo con todo los hispano en EE.UU, sigan llevando la gorra con la visera para atrás y comiendo hamburguesas desde el propio gobierno de España.

Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis

1 COMENTARIO

  1. SURAMERICANA
    Cuando te miré
    y vi tu perfil decidido,
    roca de los Andes
    desnuda,
    de la que asoma
    en primavera.
    Y de Chile serían,
    seguro,
    el color de tus labios:
    de dos cerezas
    robados.
    Y tú estabas aquí,
    acá,
    respirando inquieta
    un aire redondo,
    anaranjado,
    acido,
    que no es universal
    porque es un aire
    de los que todavía
    lo entienden
    como un aire
    metropolitano,
    que,
    según ellos,
    no es de todos
    los que el español
    hablamos.
    Pero yo ya sé
    que mucho
    más de la mitad
    es tuyo,
    la misma mitad
    que busco
    y no extraño
    cuando piso
    tu América
    y la mía,
    cuando tú allá
    me distes
    y me das
    la mano,
    que tú
    no encuentras
    igual de afectiva
    de este lado.
    Aquí
    junto a mi mano
    mujer,
    que vienes de un mundo
    del otro lado del mar,
    si realmente hay un mar,
    y otro mundo
    y un oceano,
    para que respires quieta,
    y feliz,
    te daría cuanto tenga tuyo
    a mano,
    si realmente yo he sido
    el que algo
    a la América Morena
    le ha robado.

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