Peter Sloterdijk y la razón ilustrada en su viaje al cinismo

PETER SLOTERDIJK Y LA RAZÓN ILUSTRADA EN SU VIAJE AL CINISMO

-Artículo del filósofo Manuel Fernández Espinosa

Peter Sloterdijk, filósofo nada sospechoso de derechista, describe muy bien cómo la «razón ilustrada» se volvió una «razón cínica». Al escudriñar en los fundamentos de la Ilustración descubre que la historia europea desde el siglo XVIII a nuestros días no ha sido más que un juego de «prepotencias» y «antipotencias» (terminología acuñada por él). Es así que, cuando las «antipotencias» ilustradas se han ido encaramando al poder efectivo y fáctico, convirtiéndose en «prepotencias», no han aplicado otra cosa que justamente los mecanismos que la Ilustración reprichaba a sus enemigos: Monarquía absolutista, Iglesia, Tradición.

De ahí que la extrema izquierda opere con tan «falsa buena conciencia»: hoy un vertedero de ideas marxistas en promiscuidad con sus contradicciones y no pocas dosis de feminismos radicales, ecologismos panteístas, un olímpico desprecio por la búsqueda honesta de la verdad científica, pese a que invoquen una ciencia que desdeñan (el materialismo dialéctico, al igual que el materialismo histórico, no son más que una antigualla refutada por los cambios de paradigma científico: desde la física cuántica hasta la neurociencia).

Esto, en el caso de la izquierda europea, medio se sostenía hasta hace poco, debido a la adhesión ideológica de la «intelectualidad» culta (como el mismo Sloterdijk es ejemplo de ello), pero en el caso de España… En el caso de España es insoportable la nadería «intelectual» que alardea de izquierdismo, todo ñoñería y neopuritanismo laicista. En España, la Ilustración se derramó desde las elites a un pueblo impermeable (recordemos el refrán tan popular en los siglos XVIII y XIX: «Cava hondo, echa basura y cágate en los libros de agricultura»…). Y, posteriormente, tras las Cortes de Cádiz, todos los «ideales» constitucionalistas que se esgrimieron, desde los más moderados (los ancestros de nuestra actual derecha) hasta los más progresistas no fueron otra cosa que armas arrojadizas contra la vieja nobleza tradicional, el clero tradicional y el pueblo tradicional, no para sacarnos del «oscurantismo», sino para apear del poder a sus contrarios y ponerse ellos.

Para cerciorarse de lo que estoy diciendo hay que leer «Crítica de la razón cínica» de Peter Sloterdijk y tener unos mínimos conocimientos de la historia de la filosofía moderna, historia de Europa y, en concreto, historia de España.

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