Navarra: La guerra de los crucifijos en la II República

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La guerra de los Crucifijos en la 2ª República en Navarra

En 1932 la leyes de la II República obligaron a la retirada de los crucifijos de las escuelas de España.

El episodio fue llevado a cabo por el veterano carlista de Pueyo, Francisco Echeverría, que más tarde llegó a adquirir gran popularidad. En su pueblo, como en todos, se recibió la orden de quitar el Crucifijo de la escuela. Acordaron retirarlo con todo honor y para ello, el vecindario en masa, con las autoridades a la cabeza, llegaron a la escuela. El señor párroco, reverentemente, tomó la Cruz para llevarla procesionalmente a la Parroquia. Cuando el cortejo se encontraba cerca del templo, de una callejuela tortuosa, apareció un anciano vestido con su uniforme de capitán de la caballería carlista, desenvainando su grande y roñoso sable exclamó terrible: ¡Atrás! Mientras viva un soldado de Carlos VII, el Cristo no saldrá de la escuela. Nadie pasa de aquí.»


Ante aquella inesperada aparición, el cortejo quedó inmóvil, en suspenso. El señor párroco, bondadosamente, quiso razonarle, pero él contestó fiero, retador:
– ¡Que he dicho que no, y tú caerás el primero si te opones! ¡El Cristo a su casa!


El episodio podrá parecer una leyenda, pero fue una realidad.

Don Francisco Echeverría era un oficial del Ejército del Rey Don Carlos VII, superviviente en 1932 de la tercera guerra carlista y que vivía su ancianidad retirado en el pueblo de El Pueyo, próximo a Pamplona. La Segunda República mandó retirar el Crucifijo de la escuela pública del pueblo,. Éstos organizaron una pequeña procesión de «desagravio» para llevar a la iglesia el Crucifijo que descolgaban de la escuela. Pero en una esquina del trayecto se toparon con la figura erguida, alta y delgada del vecino don Francisco Echeverría que vestía un uniforme de pana marrón con botones plateados y que desenvainando y blandiendo un enorme sable de época gritó: «¡Atrás! ¡Donde haya un voluntario de Carlos VII no se quita el Crucifijo de la escuela». Se asustaron, y repusieron el crucifijo en la escuela.

-Extraído de la página La otra Memoria Histórica

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