MADRE, NO ME DEJES NUNCA
Madre, no me dejes nunca.
Si me ves perdido, llámame
y cobíjame con tu manto.
Sea yo púrpura, nieve o sangre,
guarecido entre tus columnas,
resguardado en tu regazo.
Sean tus palacios marmóreos,
mi predilecta morada de
amor, paz, fe y descanso.
Sea tu lengua mi parla,
sea tu filosofía mi pensamiento,
Roma: Yo contigo, eterno enmadrado.
–Antonio Moreno Ruiz