(2). Modificar la Constitución Española, ¿por qué y para qué)
Que el consenso constitucional del 78 requería cesiones por parte de todos era evidente, la respuesta a la generosidad del otro debía ser sin duda la lealtad.
Lealtad para que una descentralización sin precedentes en la historia de España consiguiera, junto a niveles de mayor eficacia con el autogobierno,reforzar sentimientos de hermanamiento entre todos los españoles como fruto de un acuerdo noble y confiado y, sin perjuicio de la autonomía, trabajar con entusiasmo para que el desarrollo de las partes no solo no debilitaran el Todo, sino que consiguieran una España más sólida y fuerte.
También se esperaba que la Constitución fuera coherente con sus principios, que exigiera una ética de la responsabilidad para que el nuevo Estado de justicia e igualdad no vulnerara derechos reconocidos, por ejemplo, el trabajo o la vivienda, o el respeto a los Cuerpos Nacionales creados por oposición.
Una de las primeras medidas fue la supresión del Cuerpo de Directores Escolares. Cuerpo creado diez años antes al que se accedía desde el Cuerpo de Maestros mediante una oposición libre, muy fuerte y competitiva. Se depuró ese cuerpo sin contemplaciones y los directores perdieron su categoría y su plaza.
Otras desapariciones fueron la de todos los cuerpos nacionales, excepto los de seguridad, maestros, catedráticos, directores de bandas de música, secretarios e interventores, médicos titulares, veterinarios, etc.
La desaparición de los cuerpos nacionales ha tenido un efecto determinante en la idea de España como Estado-Nación, que ha sido sustituida por la de el Estado-Nación es el Estado Autonómico. Además, la supresión de las oposiciones de carácter nacional, que a partir de principios de los años setenta fueron duras, objetivas y justas, con tribunales cada vez más profesionales e independientes, sin componentes de la iglesia o del régimen, dieron lugar a una endogamia provinciana y regional que recordaba privilegios y favoritismos de los primeros años del franquismo.
O cuando la Constitución expresa tajantemente que todos los españoles son iguales ante la Ley y se permite que vascos y navarros tengan un fuero diferente, que concede privilegios que los demás no tienen.
Si vascos y navarros hubieran participado con lealtad, principio esencial del acuerdo, en el proceso democrático, imbuidos de una ética de la responsabilidad común, que exigía para todos los ciudadanos de España las mismas oportunidades democráticas, deberían haber sentido algún complejo al aceptar un trato de privilegio en un nuevo Estado de convivencia que pretendía eliminar vicios del pasado, porque no hay derecho histórico que pueda anteponerse a la igualdad de derechos de la ciudadanía en una democracia moderna y avanzada. (Continuará)
Partido Ibérico (íber)
IBERIA: Maestra de la vida.
(2). Modificar la Constitución Española, ¿por qué y para qué)
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