Para los flujos de capital, para su engorde, ya existen los paraísos fiscales, donde plácidamente pastan dineros de todas las procedencias, ninguna honesta u honrada, todos llenos de legalinas, en un mundo donde todo sigue igual, menos la pobreza y la injusticia, que al ser mayor el número de habitantes planetarios, es un placer para los poderosas comprobar lo extenso de que su jodienda va en aumento.
En Murcia, una antigua y reciente tierra de frontera y de emigración, donde hubieron pueblos que se quedaron hasta sin perros por las calles y todos sus vecinos se tuvieron que marchar para empinar la olla a otras regiones o continentes, ahora al tufo y rebufo de muchas autobiografías inventadas, todos presumen, generalmente de haber vivido en un entorno de hambrunas, “menos en su casa” que allí no se pasaba hambre, y esa es la razón que aluden para que Murcia, su región y tierra, sea el granero donde pesca tranquilamente el conservadurismo, la derechona más atávica y antinatural, puede, que de toda España.
Hay un Mar Menor, hijo doliente de un mar mayor el Mediterráneo, Muerto por Asfixia simplemente porque el dicho medieval de “mata el Rey y vete a Murcia” tiene una vigencia mucho mayor que, cuando el rey español, que parece ser que sabía leer y escribir mojando la pluma con la lengua, Alfonso X, que apodaron el Sabio, impuso democráticamente a base de horca y cuchillo el ordenamiento jurídico oriental romano, y prohibió toda expresión genuina ibérica, de la que ricamente había ido tomando crisol y consolidándose en una tierra donde como tenía un clima excelente, todo el mundo, incluida la golfería del momento, se establecían y vivían a lo mafioso.
En una extensión de tierra considerable de secano, denominada como el Campo de Cartagena, donde las cebadas podían hacer cosechas que se podían contar por centurias con los dedos de una mano; tierras por tanto donde solo triunfaba el almendro, la chumbera, la pitera, el chino solitario y más que deseado amarrado al tronco de una higuera, y los viejos labradores se morían con el cuello retorcido de tanto mirar por si las nubes se ayuntaban para provocar lluvia, como los dictadores, todos, son obedecidos sin rechistar, y se acaban las “valentías”, en la época franquista se dispuso que el citado Campo de Cartagena, se transformara en un campo de cultivos de regadío.
Ante una carencia de agua dulce en condiciones para regar los campos, en el proyecto de reconversión del secano en terrenos de regadíos, se dispuso por ley que las aguas salobres del subsuelo del campo de Cartagena, se aligeraran de la sal que contenía, y la salmuera resultante de todos los pozos, se controlara, y juntamente a residuos no beneficiosos para el medio ambiente procedente de los cultivos, se trataran convenientemente, y ya, el sobrante depurado, se enviara al mar de tal forma que no perjudicara.
Pero, si algo engorda a los distintos gobiernos que ha habido y hay en la Comunidad autónoma de Murcia, es pasarse las leyes por el “arco engrasado de sobres de sus triunfos”. Porque técnica había y la hay sobrada para todo el citado proceso; pero como a Murcia también llegaron y muy prontamente la “salvación política” de las empresas del “agua, alcantarillado y residuos” todo privatizado y convertido en un negocio que está minando, o ya ha minado el mundo entero, mucho más que el hecho de mirar por atender el bien del medio ambiente, entre sobre y sobre, entre sisa y sisa, entre juerga y juerga, a mesa y cama puesta de los políticos murcianos a expensas de las “empresas adjudicatarias de la salvación política”, se procuró y se sigue procurando que lo importante son los beneficios netos descontando los “bocados” patrios que tienen que dar para mantener la obra teatral española de la defensa del medio ambiente.
En el mundo se han y se están realizando grandes burradas catastróficas contra el medio ambiente; pero puede que no exista ninguna tan letal y gigantesca como la actual, viva y coleando de Portman en Murcia, del Mar Menor Muerto por Asfixia en Murcia, de toda la Sierra Minera del litoral murciano; y donde el contaminador pueda vivir tan tranquilamente como en Murcia, superando en mucho a los tiempos donde el que la hacía fuera, se venía a vivir a Murcia, pero cuando los alguaciles los detectaban, le hacían chantaje.
A lo mejor, en lo del chantaje, estamos al nivel de antes. Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.
VERSOS FILOSÓFICOSLADO
Y los que amamos,
los que son amados,
los que tienen
la tierra
por donde pasan
y pisan
en sus manos;
los que
por la riqueza
del sentimiento
son los amos
de la tierra,
ahora resulta,
después
de tanto y tanto
verso,
que ni me preocupan
ni los considero,
en la pura verdad,
como hermanos.
En un contrasentido.
En un pardeo
certero
de no ser nada yo,
me niego
en redondo
hacia todo
lo que gira,
es plano,
o alargado,
o grueso,
o abulta,
o está ocupando
un lugar
y un lado a mi lado
que no es lado de nada.
Todo lo que se mueve,
lo que existe
pasa por mi lado,
o yo por el de él,
y me deja indiferente
alejado,
apartado,
inamovible
hacia cualquier cosa
que no sea
ver salir el sol
de diario.
Solo eso,
que vale mucho más
que lo vivido
y lo imaginado
quisiera llevártelo
haciendo valer
mi lado,
para que al dueño
del mundo,
al que maneja
y estruja
el sentimiento,
decirle
y pedirle
que me deje ser
su hermano
y me deje
un lado
a su lado.