Los Estados Unidos se fundaron gracias a la Monarquía Hispánica

-Por Francisco Núñez Del Arco Proaño

LOS ESTADOS UNIDOS SE FUNDARON CON PLATA Y PERSONA HISPANOAMERICANA

LOS ESTADOS UNIDOS SE FUNDARON CON PLATA Y PERSONA HISPANOAMERICANA. SIN EL DINERO HISPANOAMERICANO LOS ESTADOS UNIDOS NO EXISTIRÍAN. FUE EL DINERO SALIDO DE CUBA, NUEVA ESPAÑA Y SANTO DOMINGO EL QUE FINANCIÓ EL TRIUNFO FINAL DE WASHINGTON Y FUERON LAS TROPAS DE CUBA, MÉXICO, PUERTO RICO, SANTO DOMINGO, VENEZUELA Y LA LUISIANA ESPAÑOLA, ENTRE OTRAS, LAS QUE SELLARON LA FUNDACIÓN DEL GIGANTE DEL NORTE

Bueno, bueno, con tanta bronca con lo de Trump y como hispanoamericano que soy, ahí les va esto, aunque no se lo merecen.

La ayuda financiera y militar de las provincias españolas americanas a la Revolución Americana, la revolución independentista de las Trece Colonias británicas en América del Norte, fue fundamental para que consiguieran su indepedencia.

La Monarquía Hispánica aportó con cantidades ingentes de recursos para la independencia de los Estados Unidos. Al gobierno revolucionario la Monarquía, nuestra Monarquía, le regaló 216 cañones de bronce, 209 cureñas de cañón, 27 morteros, 29 locomotoras acopladas, 12.826 bombas, 51.134 balas, 300.000 cajas de pólvora, 30.000 escopetas y bayonetas, 4.000 tiendas de campaña y 30.000 trajes militares. Un millón de libras tornesas para comenzar y durante el trancurso de la revolución estadounidense una verdadera fortuna.

La contribución financiera total de la Monarquía Hispánica, incluyendo sus provincias americanas es difícil de determinar, puesto que, al principio, la ayuda era secreta y no se registraban las cuantías; el aporte económico llegaba de diferentes parte de Hispanoamérica como Luisiana, California, México, Cuba y Santo Domingo. Sólo desde la Península fueron enviados 7.944.806 reales y 17 millones de maravedíes durante 1776, 1777 y 1778.

Los gobernadores de Luisiana, Luis de Unzaga y Bernardo de Gálvez, le dieron frazadas, pólvora, armas, alimentos, medicinas, incluyendo la quinina, y otras provisiones vitales al general Charles Lee, segundo al mando del general Washington, y al general George Rogers Clark. La ayuda de la Luisiana resultó de mucha importancia para el Ejército Continental en Virginia y para la campaña del general Clark en el valle de Ohio.

Las provincias españolas americanas también aportaron considerable ayuda financiera a las Trece Colonias.

En California, el presidente y fundador de las primeras misiones franciscanas, Fray Junípero Serra, pidió que cada español contribuyera con dos pesos y cada indio con uno. La cantidad recaudada fue enviada al general francés, el Conde de Rochambeau, quien con sus 6,000 soldados luchaba con las tropas del general Washington en la última campaña de la guerra en el área de la bahía de Chesapeake en Virginia.

En la primavera de 1781 tanto el general Washington como el general Rochambeau estaban desesperados. Ambos comandantes necesitaban dinero para comprar alimentos, armas, ropas y provisiones, así como para pagar los sueldos de sus soldados que estaban muy atrasados. El general francés Rochambeau escribió una serie de cartas al almirante de Grasse, cuya flota acababa de llegar a Santo Domingo. El general Rochambeau le informó al almirante francés que a su ejército y al del general Washington se les estaban agotando los recursos y necesitaban urgentemente un millón de libras tornesas para expulsar a los británicos de Norteamérica.

La situación penosa y deplorable de las tropas norteamericanas fue descrita en una carta del general Nathanael Greene del 7 de diciembre de 1780 donde expresó lo siguiente: “Nada puede ser más miserable y penoso que las condiciones de los soldados, famélicos con frío y hambre, sin tiendas ni equipo de campamento. Los contingentes de Virginia están, literalmente, desnudos; y en gran parte completamente incapaces de cualquier clase de servicio.” El Congreso Continental en Filadelfia estaba literalmente en bancarrota.

Carmen de Reparaz, en su libro «Yo solo: Bernardo de Gálvez y la toma de Panzacola en 1781» (1986), explicó que el enviado especial del rey Carlos III, Francisco de Saavedra, escribió en su Diario (inédito) como se obtuvieron los socorros para el sitio de Yorktown. Reparaz explicó que el almirante de Grasse no pudo recaudar esa considerable suma en la colonia francesa de Santo Domingo, por eso envió a La Habana a tres de sus mejores fragatas, entre ellas la Aigrette, bajo el mando de Saint-Simon.

Saavedra escribió lo siguiente en su Diario: “Llegamos a La Habana el 15 de julio de 1781; fui a ver a los generales y después al intendente y tesorero… Manifestaron que en la Tesorería no había dinero… Así que hacendados como comerciantes habían prestado muchos caudales al rey… Echose la voz entre los vecinos y se dijo por medio de esquelas a los pudientes que el que gustase contribuir con su dinero para socorrer la escuadra francesa que se iba hacer una expedición de que acaso dependía la prontitud de una paz ventajosa, lo hiciese inmediatamente enviándole a la Tesorería… En seis horas se juntó el dinero necesario, se embarcó y a las ocho de la noche se hizo la fragata la vela.” El dinero fue dado por comerciantes, tabacaleros y por una mujer, la Marquesa de Cárdenas.

Con este dinero se financió la última campaña de la guerra, la cual terminó con la rendición de las tropas británicas el 31 de octubre de 1781 en Yorktown. Esta importante ayuda traída desde La Habana fue crucial. El historiador estadounidense Stephen Bonsal afirmó que “el millón que fue dado a Saint-Simon por las damas de la Habana para pagar a las tropas, en verdad se puede considerar como la base en dólares sobre la cual fue erigido el edificio de la independencia norteamericana.”

Además de la ayuda financiera, militar y naval, Cuba, La Habana, específicamente, ayudó a los independentistas de las Trece Colonias en otra forma significativa. Durante el conflicto, los barcos norteamericanos hallaron una bahía segura y fueron reparados y provistos de todo lo necesario en los astilleros de La Habana. En 1779 el gobernador de Cuba y capitán general, Diego José Navarro, expidió patentes de corso a los mercantes que lo solicitaron con barcos armados y dispuestos a pelear contra barcos ingleses. Muchos barcos de Cuba atacaron y capturaron barcos mercantes británicos causando pérdidas a Gran Bretaña.

Sin la ayuda financiera, militar y naval tan significativa de las provincias americanas de la Monarquía Hispánica al ejército de los Estados Unidos, hubiera sido imposible que George Washington derrotara al ejército británico. La ayuda financiera, por supuesto, nunca fue pagada a ninguna de las provincias españolas americanas que contribuyeron con tal. Y la militar y naval fue retribuida de otras formas, entiéndase la ironía.

La participación militar española americana también fue importante para sellar la independencia. Juan de Miralles, Jorge Ferragut, y sobre todo Bernando de Gálvez con su campaña en el valle del río Mississippi, en el territorio de la Luisiana y la captura de Mobile y Penzacola (Pensacola) en la Florida, acabaron de cercar y preparar la expulsión final de los británicos de América del Norte. La expedición final para la toma de Penzacola zarpó de La Habana el 28 de febrero de 1781. El ejército de Gálvez, con refuerzos adicionales, llegó a tener 7.677 soldados y marinos nacidos en la Península y en las provincias españolas americanas como Luisiana, México, Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico, entre otras.

El historiador Orwin Rush se ha referido a la batalla de Panzacola como “un factor decisivo en el resultado de la revolución y una de las batallas de la guerra ejecutadas más brillantemente”. Las tropas de Gálvez tuvieron 74 muertos y 198 heridos. La Armada perdió 21 marineros y sostuvo cuatro heridos. Gálvez marchó junto a Washington en la marcha triunfal de celebreación tras la derrotra británica.

Esta fue también la única batalla de la Revolución Americana sobre la cual un relato contemporáneo fue escrito por el oficial al mando. El Diario de Campaña de las operaciones de la expedición contra la plaza de Panzacola del general Gálvez es una narración notable, día a día, de esta batalla. El Diario fue publicado en la Gaceta de Madrid el 10 de agosto de 1781. Gálvez fue el único general que peleó en la guerra de independencia de los Estados Unidos y que escribió un diario tan detallado de una campaña que duró dos meses.

El 31 de octubre de 1781 los ejércitos del general Washington y del general Rochambeau derrotaron al ejército inglés de Lord Cornwallis en la batalla de Yorktown poniendo así fin a la guerra de independencia. Dos años después se firmó el Tratado de Versalles y las Trece Colonias obtuvieron su independencia y España recuperó La Florida.

El general Bernardo de Gálvez ha sido honrado en los Estados Unidos con un sello de 15 centavos que fue emitido el 23 de julio de 1980. El sello conmemora la batalla de Mobile de 1780. También existen dos estatuas ecuestres de Bernardo de Gálvez hechas por el escultor Juan de Ávalos. Una de ellas fue presentada por el gobierno de España al pueblo estadounidense durante la celebración del bicentenario en 1976. Esta estatua está situada muy cerca del Departamento de Estado en Washington, D.C. La otra se encuentra en Nueva Orleans frente al río Mississippi. La misma no representa solamente al mismo Gálvez, sino a todos los hispanoeuropeos e hispanoamericanos que sirvieron y aportaton con «platra y persona» para la indenpendencia de los Estados Unidos.

Los soldados y marineros hispanoeuropeos e hispanoamericanos desempeñaron un papel significativo y decisivo en la guerra de independencia norteamericana. Es una historia que necesita ser conocida.

Todos debemos conocer que españoles e hispanoamericanos, no sólo exploraron y colonizaron grandes partes de los actuales Estados Unidos, sino que también lucharon por y consiguieron su independencia.

(La imagen es una caricatura británica de 1778 que satiriza el pedido de ayuda de los independentistas anglosajes a la América Hispana.)

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