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Lo que realmente sobra en España

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Lo que realmente sobra en España, es a lo que generalmente se le está aplaudiendo por sus cómplices del hundimiento colectivo: los medios de comunicación; que no suelen hacer mención en momento alguno que un país como España no puede mantener en la clase privilegiada de jornal, una parva de políticos que no hacen ni sirven para nada, en cantidad ya superior a los 455.568 que se contabilizaron más o menos en su momento, con más de uno y una camuflado bajo el colchón, a la hora del recuento que no hizo cuenta.

Aunque a nivel personal por ahí hay escritos míos de aquel tiempo en el que a diferencia de todos y cada uno de los políticos españoles vieron como una solución de navegación de España, instaurando las pesadas e inútiles anclas de las Autonomías: expresión grande del egoísmo localista que rompe todos los estados y todas las formas de gobierno, no sirve de nada que uno, ya desde su fundación, entienda el gastazo inútil que significa su presencia dentro de un territorio donde el estar en contacto todos los miembros que forman país, es mucho más fácil que ligar una femi-naci de las que están creciendo como amapolas en los trigales.

El mantener la burrada de políticos: el “darle” jornal (en su caso no se le da, se lo “cogen” ellos directamente) en principio puede que no se note porque va a parar al saco roto de la deuda pública, que, en principio, lo mismo que pasó con el mar, nos creíamos que sus aguas tenían un poder fabuloso de tragarse toda la mierda que pudiéramos echarle, hasta que se ha visto que hemos llegado al límite.

Pues bien, con la deuda pública en el caso de España, pasa lo mismico; Y aunque resulte rocambolesco que algunos politicuchos pichiquicomas vayan presumiendo por ahí de que tienen “sus ahorros” ganándole intereses invertidos en la propia deuda pública que ellos han generado sin que ni los despeinemos desde el poder judicial o el poder popular o mediático, en España ya hemos tocado fondo a la hora de mantener a tanto inútil, la inmensa mayoría de ellos a reventar de ácido úrico de comer cigalas, y con cara de aburridos donde sólo se reflejan sus malos pensamientos.

Los miles y miles de millones que nos cuesta los miles y miles que sobran de políticos en la cuenta española, todos, o por lo menos la inmensa mayoría, pensando que los que sobran son los demás, porque ellos nos están sacando el país adelante, tiene la complicidad dicha, y se amasan en un maridaje de vértigo, por el gasto que originan, con el elenco vaticano, que de la misma cuerda que los políticos, han llegado al convencimiento que sin ellos las gentes de la calle no somos nadie.

Los que realmente sobran en la sociedad española, son los que envían mensajes directos y subliminales al pueblo, a la gente, para que nos entretengamos en cogerles odio a los emigrantes y nos olvidemos de su parasitismo letal que nos ha llevado al hoyo económico y moral por sus pillajes.

Ahora, para estas próximas fechas, los padres y madres de la madre patria española, en vez de tratar de corresponder y ejercer cierta reciprocidad hacia aquella América, hacia aquellas Las Indias que tanta hambre y llanto nos quitaron de encima, y que gracias a lo que les robamos, los meapilas se siente triunfantes cuando ven una catedral católica o cristiana edificada con lo robado al otro lado de la mar, en vez de dejar las fronteras abiertas a la emigración de gente común a nosotros procedente de aquella orilla de la mar y de aquellas tierras, los que tanto aman a la patria y tanto miedo tienen a la emigración, pero de boca chica para afuera, se van a traer, para alegría del empresariado y por imposición de ellos, miles de gente de países europeos del este, con los que, claro está, me alegra que tal hecho ocurra; pero me fastidia mucho que España, la España del olvido, siga sin tener ni intención de pagar la deuda abierta que tiene contraída con las gentes de Las Indias.
Y que yo sepa ningún político ni ninguno de ninguna secta religiosa de los que pagamos, tira de la silla de rueda ni de sus propios padres.

Y qué decir de los demás ciudadanos.

Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.

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  1. LOS EMIGRANTES
    Los veo a menudo;
    son mis amigos transeúntes
    de las calles;
    que en realidad prefiero
    tropezarme con ellos
    y verlos caminando
    a los que van,
    manos en los bolsillos,
    con nativos papeles.
    Miran,
    a veces sin ver,
    pero siempre
    les quiero ver en sus ojos
    que miran otras cosas
    diferentes
    a los que pasamos de largo
    con nuestras cosas encima.
    Cosas que en mayoría,
    no son nuestras,
    son inyectadas
    por unos medios infectados,
    ruines,
    que saben que su mal decir
    tomará partido en el inculto
    egoísmo del que si tiene algo,
    sólo son papeles.
    Pregonan con rabia,
    los medios infectados,
    que los emigrantes
    son la base de nuestro
    mal,
    que por más ayuda que les da
    el clero y los bancos,
    y los gobiernos,
    y las empresas de honrado capital,
    a ellos les gusta
    la desidia y el robar.
    Y así, en el dicho triunfador:
    “No sabemos dónde vamos a llegar”

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