Por: Carlos Cabrera Pérez
Más allá del derecho de Olga Salanueva a expresar su desacuerdo con que su marido y otros dos ex espías hayan quedado fuera de la Asamblea Nacional de Cuba, su lamento revela un malestar larvado, pues en su carta borrada afirmó que René no puede trabajar en su profesión y que están ante un nuevo ataque injusto a los 5.
Salanueva -quizá sin proponérselo- viene a decir que habría dos categorías de ex espías, dos más pegados a la guara y tres adyacentes y -aturdida por su emocionalidad- asegura que sus marido y sus compañeros están más probados que el chocolate. Pero, ¿les pagan lo que les deben?
Olga sufre las consecuencias de una excesiva campaña política en favor de la liberación de los 5 que -como suele ocurrir en Cuba- desbordó cualquier indicio de racionalidad, creando en ellos mismos y su familia, la errónea creencia de que, una vez liberados, tendrían que ocupar todos los espacios.
Cuba tiene overbooking de revolucionarios más probados que el chocolate y nunca han sido diputados; me vienen a la cabeza el General de Brigada (R), Rafael Moracén Limonta, Nicolás Sirgado Ross (EPD) y todo ese ejército anónimo de cortadores de cañas, cederistas destacados, médicos eminentes y sacrificados, científicos anónimos, donantes de sangre, etcétera, etc.
En casos como estos, evoco a mi abuela Pilar: mijo, esta es la revolución del callo. La gente protesta, cuando le pisan el callo…
Cuba tiene overbooking de revolucionarios más probados que el chocolate y nunca han sido diputados; me vienen a la cabeza el General de Brigada (R), Rafael Moracén Limonta, Nicolás Sirgado Ross (EPD) y todo ese ejército anónimo de cortadores de cañas, cederistas destacados, médicos eminentes y sacrificados, científicos anónimos, donantes de sangre, etcétera, etc.
En casos como estos, evoco a mi abuela Pilar: mijo, esta es la revolución del callo. La gente protesta, cuando le pisan el callo…
Ella se creía que iba a vivir su vida comiendo tamales siempre y resulta que se atragantó con un mo///jon