La sangre y el hambre,
de Cuba y Venezuela,
salpicarán en la cara,
de aquellos mezquinos
y rastreros que, desde su
posición burguesa, maniquea,
paternalista y eurocéntrica,
defienden lo indefendible.
La sangre y el hambre
no entienden de lenguajes cursis,
ni de morales dobles,
ni de supuestas superioridades
autoproclamadas por
pretenciosos mediocres;
la sangre y el hambre,
se revolverán irascibles.
La sangre y el hambre,
llegará tal y como
la habéis llevado
con sinvergonzonería
dizque infalible.
Algún día seréis derrotados,
y ese día seremos libres.
Y la sangre y el hambre,
que habéis extendido y
mantenido, os rebotará
vengativa, tangible.