«…planeaba que los soberanos de los «Reinos de Ultramar» y sus descendientes debían casarse con miembros de la familia Real española y francesa, para así crear lazos mucho más estrechos y honestos, de reciprocidad, sin necesidad de ejercer dominio por parte de España. Pensaba también, para no perder los beneficios de las posesiones en América, que México debía aportar una contribución anual en plata, Perú un tributo en oro y Tierra Firme en tabaco y demás productos del Reino.
En cuanto al comercio, planeaba que debiese hacerse de forma libre, según las necesidades de cada Reino, pues como «soberanos de Estados nuevos podrían hacer lo que más les conviniese» y siempre «bajo el pie de la mayor reciprocidad» pero «con exclusión absoluta de Inglaterra» donde España y Francia venderían productos manufacturados a los 3 Reinos mientras estos se harían ricos vendiendo cantidades aún mayores de plata, oro y otros productos de valor…»
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