Descendientes de canarios que llegaron a Luisiana a finales del siglo XVIII (aunque también de algunos colonos cubanos, andaluces y baleares), todavía a día de hoy se mantiene en Delacroix el ansia por la identidad. Los actuales contactos con Canarias, así como con lingüistas de todo el mundo hispanohablante, certifican a una comunidad que, aun en vías de extinción, se resiste a morir; siendo que su pantanoso territorio, terriblemente castigado por el huracán Katrina, es a día de hoy un punto de referencia cultural hispánica, con una fiesta mundialmente conocida que asimismo incentiva el turismo.
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