Y que ahora es un monto de basura.
En realidad ha sido un trabajo fácil y barato. Y una posible Europa Unida que le quitaba el sueño a los EE.UU. junto a las nubes de buitres que van volando por el mundo generando y comiendo carroña, temiendo que Europa muy bien se podría haber convertir en un lugar mundial de referencia en todo lo bueno, con un grado elevado de humanidad y justicia, y tal cosa es un muy mal asunto para los que venden eternidad, y armas mortíferas para la paz entre los hombres.
Mejor, pensaron y piensan y han actuado pisando fuerte y a fondo, que Europa sea en la actualidad una máquina expendedora de miedos y emboscadas donde están triunfando a tope los alumnos del ahora Instituto de Columbus, anterior escuela de Panamá, institución más que mimada por los EE.UU. y sus socios en amasijo vendedores de eternidad.
Inglaterra entró en Europa; pero solo el poquico que necesitaba para que países gilipollas como España, le cedieran sus mejores tierras de cultivo, sus mejores minas. Y ellos, nos enseñaran inglés, arrinconando el rebuzno aznar que significa hablar español, en el qué dirán social de un país abierto de piernas hacia las violaciones comerciales extranjeras.
Y con nosotros y el resto de los que vivimos en el continente llamado Europa menos Rusia, se ha considerado, y se siguen considerando, como fruto y experiencia de gente muy culta y educada, el hecho de que, incluso borrachos, levantan el dedo meñique para tragar más.
Dentro de Europa, con un asentamiento territorial español de mucho más del cuarenta por ciento del suelo cultivable español en manos de empresas sajonas, amén de la tradición de dirigir y enterrar, vestidos para la ocasión los capataces de los ingleses de riguroso luto, a los mineros españoles que han trabajado en “sus minas” desde centurias atrás, y compensando sus ganancias y abundancia en verduras y legumbres con el pago y venta de algunas armas de segunda mano vía otan.
Y el celo protector de aceptar que los españoles estemos, en apariencia de prensa, de tú a tú con los adelantados sajones de un lado y del otro de la mar oceana, aparte de darnos una tremenda seguridad cara al peligroso flanco sur, donde, ante la necesidad del currelo, por miles, por millones, sus gentes jóvenes, están entre nosotros viviendo, y, en el sur abundan las mujeres, los muy niños y los ancianos; pero todo eso es una táctica social maligna que solo lo puede corregir la benefactora para la Humanidad Otan, que se está sacrificando hasta en el hecho de meterse en Madrid y tener que aceptar de anfitrión a un alcalde con aspecto de monaguillo repetidor, y a una presidenta que da la sensación de está recién salida de un convento de clausura.
Pero, además del sacrificio sajón otan por la seguridad del flanco sur contra la terrible morería, los ingleses, cuando ha llegado al acabado de los minerales en sus minas españolas, al mejor estilo de los que al acabar con la señora condesa se limpian en las cortinas, o en las teclas del piano, los ingleses siguen en Europa, no se han ido, ni mucho menos, de España principalmente, porque al margen de ser los dueños de la agricultura, tienen a Gibraltar que le da mucho juego y jugo.
El ser Inglaterra la cabeza metálica del Ariete representante de los EE.UU. para destruir cualquier unión europea que en su liberalidad y lógica geográfica y de recursos pudiera unirse a Rusia, y dejar todavía más bajo de lo que pronto va a estar el imperio armamentístico y desestabilizador social mundial Usa, el Reino Unido aunque guarda un silencio de superioridad política y de recursos con relación a España y a Europa, cuando por la circunstancia que sea se le de el pasaporte y se aplique su propia medicina de traición a la mano que le ha dado de comer últimamente, a lo mejor se va a hartar a peladuras de patatas con unas excelentes y matadoras armas.
Una Unión Europea libre y democrática, adelantada, mandaría a los religiosos a sus faenas a ganarse la vida que libremente han escogido, y a la brutalidad de las armas Usa, se las dejaría todas para que las disfruten a su estilo tradicional, sin salir de su país.
Salud y Felicidad sin Otan. Juan Eladio Palmis