La vuelta de Santo Domingo a España (1861-1865) es, probablemente, uno de los episodios más –injustamente- desconocidos de nuestra historia y que mucho puede hacer aprender a la causa reunificacionista porque al menos señaló todo cuanto no se debe hacer.
Hay quien nos acusa a Emilio Acosta Ramos y un servidor de hacer “leyenda rosa”. También hay quien pretende que el peso de esa supuesta “leyenda rosa española” es mayor al de la leyenda negra (anti)española. Este es uno de tantos vídeos que demuestra que nunca hicimos tal cosa, mal que le pese a esos nacionalistas idólatras de Iturbide, Bolívar y San Martín que son más pesados, manipuladores y mentirosos que todos los indigenistas del mundo unidos.
Con todo, volvamos a nuestro tema: Ciertamente, el anexionismo dominicano fue un proyecto que ya nació cojeando. La España del siglo XIX, moldeada según la dolorosa, traumática, violenta y artificiosa ruptura de la Monarquía Católica a principios de dicho siglo, no encontraba del todo su camino en el mundo, máxime cuando los continuos problemas internos (muchas veces mal solucionados a base de espadones militares que decían actuar por la libertad y el progreso…) y se encontró con que una parte de la isla quería volver con España. Aquel proyecto no salió bien y conocemos las razones concretas; y es que aquello ya nació cojeando, pero si se hubiera hecho de otra manera, sin duda, habría cambiado el rumbo de la historia en el contexto de la Guerra de Secesión de los Estados Unidos y le habría dado un aura de respetabilidad y seguridad a una España que podría haber conformado un circuito hispanoantillano con Cuba y Puerto Rico y hubiera podido formar una geopolítica mucho más acorde a sus intereses.
Con todo, pasamos a analizar lo que pudo ser y no fue con nuestro pana Emilio Acosta Ramos de Venezuela Provincial.
¡Pasen y vean!
*Sobre Emilio Acosta Ramos y Venezuela Provincial: