Imagen: Carabinero agredido por «manifestantes» ultraizquierdistas en Chile
No hay nada mas hipócrita que cuando ciertos personajes hablan de «justicia social». Porque, a pesar de que yo no creo en el concepto que nos venden de la «igualdad», podríamos considerar el supuesto de que efectivamente haya personas que piensen en una sociedad donde todo se reparte en partes iguales y nos reunimos en las noches alrededor de la fogata a cantar canciones de Bob Dylan.
Solamente que no es así.
De darles la oportunidad, lo que esta gente en realidad busca es que se inviertan los papeles. El resentimiento y el odio son tan grandes e irracionales que van mas allá de cualquier intento de conciliación. Igual que en el 73 (y no me cansaré de recordarles : «los momios al paredón, las momias al colchón» -consigna de la izquierda chilena: momio = persona conservadora, pudiente, o de derecha.. es decir, los comunistas admitían que querían fusilarnos o violarnos) los salvajes quieren vernos muertos y sembrar marihuana en nuestros jardines. Y si se ponen a pensar, es una cosa obsesiva, no solo contra las personas sino contra todo lo que de algún modo «atente» contra la pobre imagen que tienen de sí mismos. Por eso quieren acabar con las razas de perros, con el arte, con las formas armónicas, con el lenguaje civilizado, y dejémoslo en etc. porque la lista es bastante larga.
Quizás yo no sepa lo que es «nacer pobre». De niña tuve miles de juguetes, libros, música, estudié en el Villa María, mi papá me llevaba al ballet, a la ópera, al museo, al cine.. Mientras mi papá estuvo vivo de hecho yo nunca supe lo que era que me cierren una puerta. Eso no quiere decir que mi vida no fuera complicada. Todo el mundo tiene sus batallas. Al final construimos nuestra vida a partir de nuestras propias decisiones. Y si piensas que la historia de una persona se resume por cuanta plata tiene o por donde vive, entonces el del problema eres tú.
–Candelaria Pérez