Fidel Castro tiene, entre sus «méritos», haberse apoderado de Venezuela sin disparar un sólo tiro. Los tiros fueron disparados por los tupamaros entrenados por el G2, terrible grupo de espionaje entrenado por el imperialismo soviético. Pero Fidel no llegó a Venezuela siendo un inexperto. Toda una vida de dictador, traidor a su propio pueblo y hasta a muchos compañeros de revolución, lo convirtió en un ser frío, despiadado; sin más interés en su cabeza que el suyo propio.
Cínico, hipócrita y vividor, supo manejar los asuntos con mano de hierro, no sin la ayuda de parte de su familia.
Hemos aquí parte de su historia, con su faceta de asesino por delante. Pasen y vean: