Lo más probable es la consolidación de un equilibrio de reforma parcial
El intercambio entre las partes de la nación cubana en la isla y el exterior, y de estas con el sistema internacional ha alcanzado niveles irreversibles
El mayor reto de la generación post-revolucionaria destinada a ascender a la cúspide del gobierno cubano en 2018 es actualizar el proyecto de nación con soberanía, democracia, equidad y desarrollo
Arturo López, Ensayista, politólogo y profesor universitario.
En la historia cubana hay importantes ejemplos que demuestran la capacidad de la isla para actuar a contracorriente de las tendencias regionales e incluso globales. Eso no es ni para celebrar ni para avergonzarse. Sirve apenas para alertar contra el facilismo de pensar el futuro de Cuba como mera superposición de tendencias foráneas o continuidad del pasado reciente.
Desde esa advertencia, me permito apuntar cuatro importantes tendencias, algunas con mayor grado de profundidad e inevitabilidad que las otras.
Esas serian:
- Un mayor papel del mercado en la economía del país (Apertura económica).
- Una mayor pluralidad social y un mayor reconocimiento político de la misma (Apertura política).
- Un mayor contacto de la sociedad cubana con el exterior, particularmente con su diáspora, y el entorno geográfico, destacando en primer lugar, EE.UU y América Latina (Apertura al exterior).
- Una nueva generación de dirigentes al frente del estado cubano, cuyas experiencias formadoras no ubican a 1959 como línea divisoria histórica central (Transición intergeneracional).
La Cuba que imagino dentro de una década será por necesidad más orientada al mercado, más pluralista, más globalizada, particularmente integrada al Caribe, EE.UU y América Latina, y regida por una generación con formación post-revolucionaria, cuya fuente mayor de legitimidad estará en su capacidad para producir desarrollo, orden político y representación ciudadana.
Más allá de esa generalidad, depende de los cubanos de hoy qué tipo de comunidad política y relación con los demás países construimos para dentro de una década. El reto mayor es político. Las cuatro tendencias apuntadas perfilan varios escenarios a partir no solo de los distintos proyectos de país, sino también de cómo llegar a ellos.
Las secuencias son decisivas porque en política el orden de los factores sí altera el producto.
La búsqueda de la estabilidad política debe tener un enfoque dinámico, no estático. El reto político más importante es el manejo de la apertura económica. Una Cuba con más recursos ampliaría las opciones para manejar los costos de transición y ajuste de reformas imprescindibles, compensando o desactivando la protesta, posible emigración incontrolada y traumas de sus potenciales perdedores. En lo internacional, un mercado cubano en crecimiento abriría un aliciente para políticas de mayor intercambio y menos crispación.
La lógica de la reforma económica, la apertura al exterior y la transición inter-generacional hacia un liderazgo no carismático dictan la necesidad de progresos hacia un régimen político más pluralista e institucionalizado. Un tema central en el campo de las ideas es pasar de un concepto unitario de la soberanía nacional a una visión compartida y delegada de la misma.
La estabilidad de un sistema político post-revolucionario se reforzaría en la medida en que la institucionalidad incorporase balances republicanos, ensanche la representatividad de la pluralidad e incorpore la distinción entre oposición leal y apostasía.
Breve referencia a los proyectos de país
El peor de todos los proyectos de país pretende derribar al actual sistema unipartidista por cualquier medio, ya sea a través del acoso externo, las sanciones, o incluso la invasión militar. Aunque tal escenario es bastante improbable, su impacto histórico devastador justifica tenerlo presente en todo cálculo político para cerrarle el paso. No debe obviarse que en 2007, un año antes de la victoria electoral del presidente Obama y ya sin Fidel Castro en la presidencia cubana, un 51.1% de los encuestados por Florida International University entre la comunidad cubano-americana apoyaban una invasión militar norteamericana a Cuba para remover el gobierno del Partido Comunista de Cuba.
Otro escenario negativo, menos peligroso pero más probable, es la consolidación de un equilibrio de reforma parcial.
Existe la posibilidad de que los ganadores de cambios parciales en dirección al mercado, usen su poder político en el PCC y el gobierno para secuestrar la transición económica, y así extender en el tiempo sus posibilidades de acumulación capitalista desde las instituciones reguladoras y empresariales del estado.
En ese escenario de un mercado sin competencia, ni regulaciones anti-monopólicas, ni protección del consumidor lo más probable es que las situaciones de pobreza y desigualdad se agraven, socavando la legitimidad política del discurso nacionalista. Hay que evitarlo. El patriotismo no puede ser el último recurso de los picaros.
En contraposición a esos escenarios hay una variedad de transiciones desde el actual modelo de economía de comando con segmentos de mercado, a una economía basada en este último pero debidamente regulada.
Si las reformas enunciadas en el VI Congreso del PCC siguen su curso natural, el sector orientado al mercado de la economía cubana debe crecer y provocar emulación y ramificaciones a otras áreas del aparato productivo del país. Tal dinámica tendrá importantes connotaciones políticas, pues la autonomía de la sociedad civil con respecto al partido-estado crecerá en la misma medida en que los actores sociales dependan menos del control económico del mismo.
A una sociedad económica plural, corresponderá una mayor diversidad social. Otro elemento que contribuye a la dinamización de la pluralidad social y política es la apertura al exterior. El intercambio entre las partes de la nación cubana en la isla y el exterior, y de estas con el sistema internacional ha alcanzado niveles irreversibles. La reforma migratoria de 2013 y el cambio anunciado en las relaciones Cuba-EE.UU contribuyen a desatar presiones endógenas ya en desarrollo para una mayor deliberación política con más transparencia y oportunidades para aquellos que piensan diferente.
Esos intercambios generan una cultura de dialogo que premia el compromiso y la negociación, mientras reniega de la intransigencia y la preferencia por lo contencioso típica de los actores revolucionarios y contrarrevolucionarios. En una comunidad política más plural y abierta en lo económico, social y cultural serán más necesarias instituciones y culturas de negociación y compromiso. Será necesario también descentralizar las decisiones y deliberaciones a niveles sub-nacionales y de las ramas legislativa y judicial.
En ese contexto destacan los retos y oportunidades de la transición inter-generacional en los liderazgos políticos del estado y la sociedad civil. El mayor reto de la generación post-revolucionaria destinada a ascender a la cúspide del gobierno cubano en 2018 es actualizar el proyecto de nación con soberanía, democracia, equidad y desarrollo. Los nuevos líderes tendrán la responsabilidad de aprender de la historia sin hacer al mañana esclavo del ayer.
Para usar la terminología de Ortega y Gasset se trata de crear las condiciones para una época plena en la que el pueblo cubano recoja los frutos de la larga época de movimiento y sacrificio que fue el siglo XX de revoluciones. En lo interno la clave está en priorizar el desarrollo económico y como necesidad de este una democratización gradual, estable y secuenciada de la política. En lo externo Cuba deberá seguir vigilante en la defensa de su soberanía, como corresponde al lado más débil en una relación asimétrica con una potencia de la talla de EE.UU. Esa relación no debe ser de subordinación pero tampoco de hostilidad. Ni una cosa ni la otra es útil o aconsejable.
Notas:
1. La idea de soberanía compartida versus soberanía unitaria la he desarrollado en crítica al llamado de Rafael Rojas a estudiar el tema de oposición leal desde las teorías de contrato social de Hobbes y Rousseau. Ver. López-Levy, Arturo (2014) Cuba: Apuntes para el debate sobre oposición leal y soberanía desde el Derecho Internacional y el modelo de la Declaración de Derechos Humanos. Documento de Trabajo #16. Real Instituto Elcano. Madrid.
2. Ver. Encuesta FIU 2007 por Cuban Research Institute y Institute for Public Opinion Research en http://www2.fiu.edu/~ipor/cuba8/pollresults.html