El confinamiento de la población en Francia

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Foto: Monsieur Emmanuel Macron, Presidente de la República

Francesa durante sus palabras a la Nación el 16 de marzo de 2020.

París, 17 de marzo de 2020.

Ayer a las 8 p.m. el Sr. Presidente Emmanuel Macron se dirigió de nuevo al pueblo para informar de las nuevas medidas que se aplicarían para combatir la pandemia de Coronavirus.

Los helicópteros del ejército transportarán a los enfermos graves desde los pequeños hospitales de provincias hacia los grandes hospitales, entre ellos los cinco militares que existen en la Nación. También se construirá un hospital militar de campaña en la zona más afectada del país.

Ya anteriormente se habían ido tomando medidas paulatinamente, según se hacía más grave la situación como las de cerrar: los estadios, salas de espectáculos, teatros, cabarets, cines, bares, restaurantes, tiendas, centros comerciales, escuelas y universidades. Los profesores ya imparten las lecciones por medio de la Internet.

Se habían prohibido las visitas a los asilos de ancianos y a las cárceles. Y se desaconsejaba que los niños visitaran en sus casas a los abuelos ancianos, para evitar infectarlos en caso de que fueran portadores sanos.

Se recomendaba a las personas de más de 70 años el que salieran de casa lo menos posible. Por ello, yo pasaba los días leyendo, escribiendo, escuchando música, etc., pero cada tarde daba un paseo con mi esposa.

Monsieur Macron informó también que la segunda vuelta de las elecciones municipales no tendrán lugar el domingo próximo, no dijo para qué fecha se harían, aunque se sabe que el primer ministro Édouard Philippe, había propuesto a los dirigentes de los distintos partidos políticos el 21 de junio. Hay que recordar que el partido gubernamental “La República en Marcha” sufrió una debacle en las elecciones del domingo pasado.

La medida más impresionante que anunció Monsieur Macron fue la de que a partir de las 12 del día de hoy 17 de marzo, toda la población debía mantenerse en sus hogares por lo menos durante quince días. De este confinamiento se podrá salir solamente para comprar alimentos, medicinas, ir al médico o ir a trabajar (para la minoría que sigue haciéndolo). Pero para ello hay que imprimir un formulario por medio del sitio web del Ministerio del Interior y llenarlo como declaración jurada, indicando a qué lugar uno se desplaza y por qué. Más de cien mil agentes del orden público se situarán a lo largo y ancho de la Nación y pedirán estos formularios a todo aquel que encuentren al exterior de sus hogares, pudiendo poner multas entre 38 y 135 euros en caso de dudas a la persona interpelada.

Los transportes públicos serán reducidos de 20% y se impedirá que se produzca un éxodo de las grandes ciudades hacia los pueblitos, para evitar la extensión posible del virus.

300 mil millones de euros serán dedicados a paliar los efectos negativos a empresas o personas de la pandemia de Coronavirus.

Cada tarde el Ministro de Salud Pública Monsieur Olivier Véran se dirige al pueblo por la televisión sobre la situación de la pandemia, ayer informó que había 6663 infectados, más de 400 en estado grave y 148 fallecidos.

Pero como solo se hacen los análisis a los que tienen mucha tos, fiebre de +39° y dificultad para respirar (solo en  ese caso se llama al 115 y la ambulancia le va a buscar), los especialistas estiman que la cantidad de infectados es muy superior a la declarada por las autoridades sanitarias.

La ex Ministra de Salud Pública Madame Agnès Buzyn, la cual tuvo que renunciar a su puesto para ser candidata del partido gubernamental a la alcaldía de París, declaró ayer que ella había dicho al Primer Ministro y al Presidente de la República  en enero, sobre el riesgo sanitario que representaban las elecciones municipales. Pronosticó que habrá miles de muertes en Francia.

Desde hace varios días hay largas filas en los supermercados para almacenar alimentos en los hogares por temor al confinamiento -lo que se produjo hoy-. Ayer recorrí tres supermercados y no encontré: arroz, pasta italiana, papel sanitario, guantes desechables, etc.

Al exterior de las farmacias hay carteles que anuncian: “No tenemos guantes desechables, termómetros, mascarillas ni gel antibacterial para manos”. También se restringieron las ventas de paracetamol a solo una caja por persona.

Ayer la Unión Europea cerró sus fronteras exteriores a los 27 países que la forman. El gobierno declaró que todos los franceses residentes en otras Naciones si lo desean, serían repatriados. Mientras tanto debido a la caída del tráfico aéreo, se cerro el aeropuerto Orly 2 y la Compañía Air France anunció que cancelaba el 90% de sus vuelos.

El inmueble en el que vivo en estos momentos está rodeado de andamios a causa de reparaciones. Cuando miro por las ventanas hacia la avenida por donde no pasa ya nadie ni ningún coche, o cuando desde el balcón observo el parque vacío donde suelen jugar tantos niños, me da la impresión de que mi esposa y yo estamos dentro de una jaula.

La situación de confinamiento en la que estamos todos los habitantes de Francia me hace recordar tres películas que en su momento me impresionaron y que recomiendo:

El filme estadounidense de Ranald MacDougall “Mundo, carne y deseo” (1959), interpretado por  Harry Belafonte, Inger StevensMel Ferrer, en el que aparece un New York de calles desiertas donde  toda la población ha desaparecido, salvo tres supervivientes

-El filme mexicano de Luis Buñuel «El ángel exterminador» (1962), interpretado por Silvia Pinal, en el cual los invitados a una cena en una bella mansión no logran salir por razones inexplicables y comienzan a aparecer según pasan los días los instintos más primitivos de los seres humanos.

El filme cubano de Tomás Gutiérrez Alea «Los sobrevivientes» (1979), interpretado por Enrique Santiesteban, Germán Pinelli, Reynaldo Miravalles, Vicente Revuelta y Carlos Ruiz de la Tejera. En él una familia adinerada cubana se encierra en su mansión con abundante  comida, a la espera que el Régimen de los Castro caiga.

Pero sobre todo, me trae a la mente los desagradables recuerdos de los meses vividos confinado en mi hogar de la calle Soledad 507 en Centro Habana, en el ya lejano 1980, cuando después del mitin de repudio, debido a que mi suegro nos había mandado a buscar por el Puerto de Mariel y nos habían impedido partir hacia Tierras de Libertad. Los inquisidores rojos del C.D.R. (Comité de Defensa de la Revolución), nos tenían amenazados con “darnos una buena monda” si  salíamos a la calle. Pero gracias a Dios pudimos escapar hacia Francia el 21 de mayo de 1981.

Confío en que Dios nos ayude a todos a pasar por esta difícil prueba que se está extendiendo por todo el Mundo.

Félix José Hernández.

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