-Por Pepe Herrero
CALVIÑO Y ROBLES
Sin duda, esta pandemia, la forma en la que no se predijo y la manera en la que se está manejando desde el Gobierno puede dar de si para muchos libros y tesis.
Vaya por delante que si eres un fiel admirador del chavista de Unidas Pandemos Iglesias o del apagado presidente del Gobierno Español, Pedro Sánchez y no quieres ver la realidad, conmigo no cuentes para que te conteste ningún comentario. He decidido no perder ni un minuto con bots, trols y otras especies cibernéticas.
Dejaré que vuestras mentiras e insultos nos nutran de razón.
Sabéis que voy publicando cosas día a día, y hoy me voy a centrar en lo que ayer sucedió con el nuevo decreto.
Pues comentar que lo normal es que primero se aprueben los decretos, luego se publiquen en el BOE y después se hagan públicos. Pero este gobierno invierte los factores, que en esta ocasión si que alteran el producto.
Primero hacen públicas las medidas, luego las aprueban para finalmente publicarlas en el BOE que es cuando realmente tienen validez.
¿Y que pasó ayer? Pues nuevamente el orden fue el segundo, primero el sábado se publica, después se aprueba el domingo por la mañana, y no sabemos que pasa pero hasta las 23:40 no se publica en el BOE.
Como quiera que el decreto afectaba a miles de empresas y trabajadores, la incertidumbre no permite tomar decisiones a las propias empresas afectadas hasta bien entrada la noche con lo que el propio Gobierno se ve nuevamente desbordado y tiene que improvisar una moratoria de un día para que las empresas que deben de cesar en la actividad hasta el día 9 tengan tiempo de pararla
Esto implica en enfado en ciertas industrias cuyas maquinarias no pueden pararse de la noche a la mañana y el coste de volverlas a poner en marcha es inmenso. Además que el coste del cese lo tendrán que asumir las empresas pagando a los trabajadores por adelantado un sueldo que los propios empleados tendrán que devolver de acuerdo con la propia empresa antes del 31 de diciembre.
Una alteración total del orden de trabajo y de la relación empresa-trabajador que rompen todos los convenios firmados.
Y de todo esto se tiene que encargar una podemita más preocupada en el lenguaje de género que en la propia incidencia del tejido productivo español ya muy castigado estas dos semanas anteriores.
Su ideología de odio a la empresa está poniendo en peligro la estabilidad nacional, una estabilidad que se mantiene con los apuntalamientos de las ministras Calviño y Robles que son las que están llevando de verdad el peso de la crisis poniendo algo de equilibrio y sentido común.
No entendemos como puede haber un ministro de sanidad filósofo que no sabe de que va nada médico, un ministro del interior que es juez pero se preocupa por los presos muertos pero ni una sola palabra a los policías y guardias civiles muertos, un vice presidente que lamenta la pérdida de «un compañero en la lucha anti franquista» por el coronavirus pero al que no se le ha visto ni una sola palabra de cariño a los cientos de muertos diarios y una ministra de trabajo que en su vida ha generado un solo puesto de trabajo y no le preocupa para nada la estabilidad empresarial.
Menos mal que Sánchez tiene a su lado a dos ministras que saben de que va la cosa. Si no, los podemitas ahondan en un golpe de estado chavista-comunista.
La prueba, el tuit de ayer de Iglesias manipulando intencionadamente un artículo de la Constitución, sin escribirlo completo como aviso.
Y a todo esto, mientras que estoy escribiendo este post me llega la noticia de que Fernando Simón ha dado positivo en coronavirus.