«Añoranza» y «seny»,
¡qué bellas y complejas palabras,
pasaron del acervo catalán,
para todas las Españas!
Conceptos intraducibles,
cargados de sabiduría.
Enigmas encantadores,
de realista filosofía.
Muchos préstamos del catalán tiene,
la lengua española universal,
como Navarra, Aragón, León y Asturias
y la mozarabía también supo integrar.
Podemos decir que parece
legítimo añorar algo del pasado,
mas, mejor nos valdría el sentido común,
para que despertase el genio hispano,
en estos momentos de zozobra,
de odio endófobo e ignorante.
Añoranza por lo mejor del ayer.
Seny para un futuro ilusionante.
Pasemos de la añoranza al seny,
labremos un porvenir mucho más allá
de la decadencia que nos asola, y Dios,
siempre Dios; Dios proveerá.