Asesinatos de canarios en Cuba

La abundante oferta de trabajo en los campos cubanos congregó desde mediados del siglo XIX a una amplia población de emigrantes de origen isleño en las provincias centrales. Por este motivo, en la actualidad, las provincias de Villa Clara y Sancti Spíritus son dos de las que mayor presencia de descendientes de canarios tienen en Cuba. Algunos de ellos son descendientes de los campesinos isleños que, a principios del siglo XX, protagonizaron altercados contra los grandes terratenientes. El más famoso de estos episodios es conocido como la matanza de canarios en Ciego de Ávila. En 1926, entre marzo y julio, un grupo de trabajadores oriundos del archipiélago planeó y ejecutó el secuestro de Enrique Pina, un terrateniente caracterizado por la dureza de su gestión y la explotación laboral de sus braceros en la plantación de caña Dos Hermanos. Liberado doce días después, previo pago de cincuenta mil pesos, el cacique visitó al dictador Gerardo Machado para exigir justicia. O mejor, venganza. Que no se hizo esperar: “Maten isleños hasta que se les canse el brazo», ordenó Machado. En los meses siguientes, un número inconcreto de emigrantes canarios fueron ahorcados sin ser sometidos antes a proceso judicial alguno.

Este episodio histórico, bien documentado por el profesor canario Manuel de Paz en su estudio monográfico El bandolerismo en Cuba, fue recordado en la memoria histórica del movimiento obrero cubano: “Hizo caer Machado su mano, en un escandaloso crimen, contra los presuntos secuestradores de un hacendado amigo suyo, Enrique Pina Jiménez, a quien se había exigido un crecido rescate. Las sospechas recayeron sobre inmigrantes canarios establecidos en Ciego de Ávila como obreros agrícolas y campesinos, de los cuales se decía que abrigaban ideas anarquistas. La represalia contra ellos fue increíble. Sin pruebas concretas contra ninguno y sin celebración de juicio, fueron ahorcados más de cuarenta isleños entre marzo y julio de 1926, en medio del más absoluto silencio de la prensa burguesa».

Para atender al colectivo de familias isleñas, la Asociación Canaria de Santa Clara fue fundada a principios de abril de 1993. Hoy, su censo de afiliados incluye a 6.484 personas, entre nativos canarios (111), hijos (4.498), nietos (1.454), bisnietos (275), parientes políticos (136) y menores de edad (10). La sede de la asociación está ubicada en una casa de estilo colonial situada en el centro de la ciudad, apenas a tres calles del parque de Vidal. Antes del año 1993, el edificio albergó una escuela de educación primaria. Junto a los cinco mil afiliados, que pagan una cuota mensual simbólica (un peso), la Asociación Canaria de Santa Clara reúne a más de diez mil personas en su programa de actividades recreativas, explica Jorge Abreu, su presidente. “Contamos con una gran participación ciudadana porque nuestras iniciativas han ido ganando prestigio». Entre los actos programados destacan los recitales de canción y danzas regionales del grupo folclórico Rumores del Teide, los torneos de palo y de lucha canaria, así como las competiciones de dominó de seis fichas. “También mantenemos en funcionamiento una escuela de bordado canario, un taller de cocina de platos típicos de las Islas y un equipo de fútbol llamado Los Guanches, que este año se proclamó campeón provincial”, destaca el presidente de la asociación villaclareña.

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