¿Podrá decir la cada vez más menguante clase trabajadora que hubo una vez un siglo, finales del siglo XX, que estuvo a punto de conseguir su sueño?
Portugal y España caminaron juntos a partir de principios de los años setenta del pasado siglo hacia la libertad y la emancipación de la clase trabajadora.
Antes hubo que hacer pequeñas heroicidades individuales y locales. Yo, por ejemplo, en la primavera de 1960, estando de guardia en el cuartel de marinería del Arsenal de Cartagena, animé a los marineros de remplazo para que no pasaran al comedor porque la comida era pésima un día tras otro. Al día siguiente, acompañado de mi segundo comandante, del Programa de Modernización de las cinco corbetas, D. Antonio Farré Albiñana, me recibió el contralmirante del Arsenal y recibí una contundente bronca, que no pasó a más, porque el destino quiso que en días próximos se produjera una intoxicación por bacalao que afectó a más de doscientas personas y llenó todos los hospitales de Cartagena. Era el comienzo de una rebelión en España que afectaba a las primeras fábricas rebeldes y a las comarcas mineras como Asturias y Puertollano. A partir de 1974 comenzamos a reivindicar los Colegios de Doctores y Licenciados de Valencia y Madrid y los maestros, con alternativas claras en la búsqueda de un Sistema Educativo más acorde con la sociedad del momento. Mi amigo Antonio Milara, que por cierto fue porquero en Gargantiel, junto a Marcelino Camacho y tantos otros que supieron construir en poco tiempo la historia más ejemplar de Comisiones Obreras, pusieron en marcha un movimiento sindical y reivindicativo que, a pesar de las contradicciones propias del sistema en que vivimos, mantiene aún la antorcha de la fe en un futuro mejor.
Todo el bienestar que gozamos es fruto de la lucha de los años setenta del pasado siglo, mejores niveles y complementos retributivos, jornadas de trabajo, respeto del empresario, pensiones, etc. son el resultado de sacrificios de trabajadores la inmensa mayoría de ellos anónimos.
¿Qué ocurrirá en el futuro ante la fragmentación de la clase trabajadora y de los salarios? ¿Cómo convencer a los maestros tecnólogos y a sus técnicos de que tienen que luchar codo a codo con la subclase de los trabajadores subcontratados dedicados a labores consideradas menores?
Ante la falta de una alternativa de una sociedad más justa y diferente, socialista en una palabra, sobre todo porque la propia globalización no la permite, la gente está acomodada y prefiere lo que hay, y cualquier alternativa de cambio requeriría un tiempo largo de sacrificios y unas condiciones de vida diferentes a las que ahora tenemos, los trabajadores, pertenezcan a la ideología que pertenezcan, ha de reflexionar.
De la misma manera que el capitalismo va por delante con sus mentes pensantes y sacrifica a quien haya que sacrificar por conseguir sus objetivos, que, por cierto, también son más complicados, los trabajadores han de adelantarse a los tiempos tecnológicos que se nos echan encima y pensar y repensar en nuevos métodos de acción para los retos presentes y futuros, y sobre todo pensar que la vida se mueve por la necesidad, y que no se conseguirá lo necesario, que es que todos los trabajadores del mundo vivan en condiciones dignas si no hay unión.
En Portugal y España los trabajadores han de concienciarse de que vivimos de un turismo que en cualquier momento puede fallar, y que necesitamos crear unas estructuras básicas que se han abandonado: Hay que recuperar la pesca de bajura, mejorar y hacer más ecológico el campo -lo ecológico proporciona más puestos de trabajo-, crear más bosque, potenciar el cooperativismo y hacerlo más competitivo, realizar una reforma agraria acorde a los tiempos, recuperar los pueblos abandonados, es curioso que un dictador, Franco, repartiera más tierras y construyera más pueblos de colonización que la Democracia, avanzar en investigación y ciencia, etc.
¡Viva el 1º de Mayo!
Partido Ibérico (íber)