*Imagen: Juan Garrido, conquistador de México
La leyenda negra no se combate con leyenda rosa. Que López Obrador -actual presidente México- diga imbecilidades indigenistas aun siendo nieto de español, así como son imbéciles toda esa caterva de tontos útiles ibéricos (esbirros del imperialismo anglosajón) no hace bueno al discurso de « deberían estarnos agradecidos… fuimos y le llevamos… ». A ver, ¿fuimos? ¿Estábamos nosotros hace 500 años? Que no; que la descendencia directa de los conquistadores está en América, que peninsulares e isleños somos primos o sobrinos en todo caso; y que la empresa de la Hispanidad no fue sólo de conquistadores europeos, sino también de conquistadores indios e incluso negros; así como también de conquistadores criollos y mestizos que se destacaron tanto en las praderas norteamericanas como en los actuales territorios de Venezuela y Argentina.
Al indigenismo hay que responderle con corazón, pero también con cabeza.
Ah, y no vale enfadarse con el indigenismo en América pero ser luego « indigenista antirromano idealizador de los celtíberos » en España, porque sin Roma no existiríamos, y si Hernán Cortés no hubiera tenido como libro de cabecera la Guerra de las Galias de Julio César, pues… Eso de nuevo, que no existiríamos. Ni unos ni otros.