Los historiadores Enrique Krauze y Tomás Pérez Vejo analizan cómo desde el siglo XIX la propaganda hispanófoba forma parte no sólo de la relación de México con España, sino de la relación de México con su propio pasado. A partir de aquí, ambos enlazan interesantes apuntes sobre cómo esto se ha ido gestando y cómo a pesar de los pesares, tanto en México como en el resto de Hispanoamérica, ante tanta Leyenda Negra, una parte de la sociedad empieza a cambiar y a reconocer el legado hispano que respira en el día a día; y cómo ello podría repercutir si hubiera mayor unidad y conciencia.
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