Nuestra prensa oficialista, por lo general densa y tequera, a veces, con ayuda de los organismos gubernamentales, puede hasta resultar humorística.
Cuando en un país, su Ministerio de Finanzas y Precios dedica parte de su tiempo a fijar el valor del picadillo de pavo, según el por ciento de grasa que contenga, y a rebajarle 10 centavos de CUC a las frazadas de piso de importación, además de tener que publicarlo en la Gaceta Oficial y que un periodista le dedique un artículo, me parece estar viviendo en “Macondo”, el alucinante pueblo de “Cien Años de Soledad”, la novela de Gabriel García Márquez, donde sucedían las cosas más absurdas.
A pesar de todo su cuestionable historial, pensaba que este organismo gubernamental era un poco más serio y se ocupaba de cuestiones más importantes. Además, en este ajuste del picadillo de pavo, quien sale perjudicado es el consumidor con un aumento del precio, ya que el que costaba 1,10 CUC, el de menos del 10% de grasa, ahora costará 1,70 CUC. O sea, dentro del ajuste había “bola escondida”, a la cual, como era de esperar, no hace referencia el periodista en su artículo.
No caben dudas: nuestra prensa oficialista, por lo general densa y tequera, a veces, con ayuda de los organismos gubernamentales, puede hasta resultar humorística.
A pesar de todo su cuestionable historial, pensaba que este organismo gubernamental era un poco más serio y se ocupaba de cuestiones más importantes. Además, en este ajuste del picadillo de pavo, quien sale perjudicado es el consumidor con un aumento del precio, ya que el que costaba 1,10 CUC, el de menos del 10% de grasa, ahora costará 1,70 CUC. O sea, dentro del ajuste había “bola escondida”, a la cual, como era de esperar, no hace referencia el periodista en su artículo.
No caben dudas: nuestra prensa oficialista, por lo general densa y tequera, a veces, con ayuda de los organismos gubernamentales, puede hasta resultar humorística.