«¿Acaso alguien puede explicar como un oficial de tonada andaluza y juramentado al rey, viaja a Londres y de ahí se viene a América a dividir el continente en un buque fletado por el reciente invasor a Buenos Aires? Cuando Beresford está en España y habiendo sido partícipe de una de las derrotas inglesas en Buenos Aires en 1806, informa al Foreign Office: «Tengo un español nacido en América para nuestros planes». Hablaba de San Martín. Este llega en una fragata inglesa a Buenos Aires, donde es recibido por Julián Alvarez Gran Maestre de Logia Independencia de Buenos Aires en 1812, con el resto de los integrantes de la Logia Lautaro, a la que se incorporó. Este masón, Alvarez, no solo trabajó por la secesión del Río de la Plata de España, sino que apoyó al gobierno del Imperio del Brasil sobre la llamada Provincia Cisplatina en la Banda Oriental y ejerció cargos públicos durante el gobierno de Carlos Federico Lecor. Cuando ésta se separó del Brasil y de la Argentina, como Estado Oriental del Uruguay, fue miembro del Congreso constituyente del nuevo país por San José de Mayo, en 1830. San Martín tiene un matrimonio por conveniencia en Buenos Aires con la hija de un comerciante con los ingleses. Luego de dejar al Perú, con una economía que perdió los mercados asiáticos y se redujo a la decimoquinta parte, endeudado con la banca londinense y tras ofrecerle la minería peruana y la corona del Perú a los ingleses, se vuelve a Europa. La economía peruana, potoseña, paraguaya y argentina, quedan desconectadas entre sí y se pierde nuestro predominio monetario y comercial en Asia, en beneficio de la libra y del comercio británico. Perú funcionaba con clara independencia económica y jamás había pedido una independencia; esta les vino en una flota inglesa. En Francia, a San Martín las autoridades no lo dejan quedarse por sospechoso y viaja a Londres y de ahí a Banff, Escocia, donde es condecorado como Caballero, orden a la que pertenecían todos los ingleses que conspiraron contra…»
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