A mi gente criolla, empezando por mi señora
En los barcos,
se amasó mi sangre,
arraigando Iberia en América,
forjando la Roma del Nuevo Mundo.
Sangre criolla,
mares y tierras,
llanuras y montañas,
acervo fecundo.
Desiertos sembrados
ante ciudades espléndidas,
bajo un cielo inmenso
y meditabundo.
La vida como lucha,
como merecimiento.
Semilla de eternidad.
Ultramar oriundo.
¡Sangre criolla!
¡Castillo de sol!
¡Hercúleos pilares!
¡Amor profundo!