No todo eran miserias en Cuba española

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Una carta original para nuestros lectores de un soldado segoviano que fue a pasar su servicio militar en Cuba y, como tantos otros, decidió quedarse allí y fundar una familia. Sus descendientes son españoles igual que él y tienen derecho a recuperar la nacionalidad española. ¡Justicia!

 

  • Reproducida conforme a la original, sacada del blog de Mónica Fraile, el soldado en cuestión era de su familia y cuenta a sus padres en qué consistió el rancho de Navidad.

Enero de 1889, Santiago de Cuba

Queridos padres:
Después de saludarles, me alegra se hallen buenos en compañía de mis hermanos y de toda la familia. Yo estoy bueno a Dios gracias para lo que gusten mandar que lo haría con mucho gusto y fina voluntad.
Padres, les voy a contar cómo he pasado esta Nochebuena que ha sido la mejor de mi vida porque he tenido de todo lo que puedan imaginar.
¡En Nochebuena mataron una vaca para el batallón!
De primero nos sirvieron un guisado de carne de ternera. Luego carne asada de tostones acompañada de castañas, nueces, avellanas y turrón. ¡Fue increíble!
Además asistieron todos los oficiales a la mesa.
¡Pueden creerlo! Supieron que nos faltaba vino y no dudaron en echarlo ellos mismos en nuestros vasos. Un oficial se sirvió un vaso para él, después otro para mí y entonces me dijo:
«Choque usted ese vaso». Y brindamos.
En fin, me he acordado mucho de Ustedes pero no se preocupen, he pasado unas buenas fiestas a Dios gracias.
La noche de Los Santos también estuve contento, como si hubiera estado en casa. ¿Saben? Aquí no hay que tener pena, al que se muere lo entierran y ese día hay rancho para todos. Tampoco falta el pan, como si siempre hubiese una gran cosecha.
Madre, le cuento. Aquí las mujeres son muy negras. Al principio, me daban miedo porque iban fumando el puro por la calle como si fueran hombres.
Padres, me mandan a decir si a alguno le ha tocado para Cuba o para la península.
Sin otra cosa, expresiones para mis abuelos y para toda la familia, en particular para mis hermanos que les quiero de corazón. Ustedes reciban el afecto de este su hijo que lo es.
Felipe
Batallón Cazadores de la Unión N°2 1ª Compañía, En Santiago de Cuba
A Felipe aún le quedaban 3 años de servicio militar en activo en Cuba. No había podido librarse como hacían los hijos de los señoritos pagando 2.000 pesetas. Su presente era diferente y excitante. Su futuro, para nosotros hoy, una hoja ya escrita y a trazos desvelada pero incierta y confusa. Nunca regresó con los suyos. No pudo. Se quedó en Cuba donde formó una familia. La nostalgia y el recuerdo de su querida tierra de pinares, allí por la Villa de Cuéllar (Segovia) siempre le acompañaría. Felipe se despide de su familia recordándoles que les quiere
 
 
 

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