Michael Marichal, rapero cubano conocido por su música y por su actitud contestataria frente a la dictadura comunista que asola a su patria, se preguntaba estos días en las redes sociales por qué los dictadores pueden disfrutar del privilegio de la libre expresión cuando ellos mismos son los que niegan ese derecho a los pueblos que sojuzgan. Y ciertamente, la pregunta llega al alma, porque en el caso de Cuba, la tiranía que fundaran los Castro lleva ya 61 años en el poder.
Marichal sufrió la represión comunista en sus propias carnes y como millones de sus compatriotas, está exiliado en la Florida, tierra prometida para muchos cubanos que luchan por su libertad.
Su exilio no fue fácil, pues después de varios intentos y una odisea en las Bahamas, pudo llegar a los Estados Unidos, donde a día de hoy es un referente por su música y su lucha por los derechos humanos.
A los comunistas les encanta disfrutar de las ventajas del mundo capitalista, y por eso vemos cómo por Norteamérica y Europa existe toda una visión romántica acerca de este tipo de regímenes; sin embargo, muchos de esos que se dicen comunistas en países desarrollados, jamás emigran a Cuba, Venezuela o Corea del Norte; más bien al contrario: Son las personas perteneciente a los países comunistas las que emigran por millones, y no es algo novedoso, pues todavía está relativamente reciente aquel muro de Berlín ante el cual muchos se jugaron la vida por querer libertad y prosperidad frente a la brutalidad soviética. Asimismo, entre mayo del 68 y la caída de la Unión Soviética, con la posterior formación del Foro de Sao Paulo, el comunismo se preocupó por tomar las universidades en particular y el “mundo de la cultura” en general, según los postulados del “marxismo cultural” pergeñado por Antonio Gramsci. Y así, los Estados Unidos tampoco están exentos de esta infiltración, viéndose especialmente en muchos grupos anti-Trump que irrumpieron en la campaña de 2016, cuya violencia inusitada y tácticas de guerrilla urbana no son nada “espontáneas”.
Además, como advierte el mismo Marichal, no hay que descartar la infiltración de personas venidas de estos regímenes para desestabilizar a Estados Unidos desde dentro.
De seguir con hipocresía y cortedad de miras, sin duda los dictadores seguirán utilizando todas las ventajas que se le ofrecen para colmar de desventajas a sus pueblos, cuyos ciudadanos no tendrán más remedio que jugarse sus respectivas vidas para emigrar.
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