Ya ni tirios ni troyanos se molestan en disimular. Total, para qué… Y así las cosas, nos desayunamos con que Lilith Verstrynge es secretaria de Estado para la Agenda 2030, en sustitución de Enrique Santiago, abogado de los narcoterroristas de las FARC quien dice que un comunista en nuestros tiempos es un defensor de los derechos humanos.
¡Arriba, globalistas de la tierra!
Con todo, no podemos acusar a Lilith Verstrynge de no ser consecuente, porque no hace mucho decía que “… la meritocracia es un mito en auge en un mundo cada vez más desigual. El mérito y el esfuerzo en la mayoría de los casos no son garantía siquiera de unas condiciones vitales mínimas.”
Comoquiera que es obvio que no cree en la meritocracia y que sí sabe lo que es gozar de unas condiciones vitales más que mínimas, desde luego, reitero en que no se le puede negar congruencia.
Lilith, además, ya nos ha deleitado con su ecologismo barcelonés, creyendo que el Bernabéu fue un estadio construido en medio de muchos vecinos. No es invento de ella, su padre tiene el mismo discurso cuando va a Barcelona, pero allí calla que en su adoradísima Francia (una lástima que no hayan decidido quedarse allende los Pirineos per secula seculorum) los partidos separatistas no están permitidos. Claro, porque para él, Spain is different (lema que conocerá de quien fue su maestro).
Lo que no sabemos es si Lilith dijo lo del Bernabéu porque no lo ve muy bien desde el barrio Salamanca. Desde allí debe teorizar muy bien sobre la lucha de clases.
El entusiasmo de Lilith por la república también es contagioso…
En fin, entre una cosa y otra, lo cierto es que Lilith tiene razón, para qué nos vamos a engañar. Por desgracia la meritocracia ni está ni se le espera. Todos los que tenemos algo de experiencia laboral sabemos que poco o nada vale lo que te esfuerces; como poco o nada vale la educación, el respeto, la honestidad o la sinceridad. Vivimos en un entorno en el cual importa el enchufismo, el peloteo y la cintura para abajo más que otros menesteres.
¿Que hay que cambiar eso? Por supuesto que sí. No obstante, hay quien se toma esto muy en serio, válganos Lilith Vertstrynge, que desde luego, no puede ser acusada de incoherente.