Si damos como buena la fecha y aceptamos que fue allá por el año 1.054 de la cuenta vaticana del tiempo, el año que de un modo definitivo, hasta nuestros días, el chiringuito vendedor de miedos e incultura de la iglesia vaticana trinitaria, con el papa León IX a la cabeza, y a Miguel Cerulario como patriarca del chiringuito oriental bizantino especialista en cegar ojos, se dieron santamente la espalda hasta nuestros días, porque, seguramente sería por eso, no se ponían de acuerdo en repartir los jornales de curas y frailes entre los necesitados, desde entonces, ambos chiringuitos, siempre santamente a muerte, desde el primer minuto de su respirar se posicionaron, y ahí siguen, al lado del poder y en contra de las gentes, indiferentes de morder la mano que los mantiene y les da de comer.
Nunca ni ahora, miran el tipo de poder que pueda estar implantado, que tienen por amigo y aliado, siempre y cuando no les toque un gramo de sus tierras ni le obligue a ser ciudadanos contribuyentes y solidarios por decreto normales, porque entonces llegan a donde tengan que llegar aunque la gente tenga que volver por el amplio y viejo camino, hasta hora en uso y vigencia, del triste hecho monómaco, que se está extendiendo como nunca, ante una indiferencia generalizada.
Si el chiringuito vaticano fuera un club como puede ser cualquier otro de cualquier otra actividad, que vive y se alimenta con sus socios, pues entonces nada que objetar; mis respetos. Y el que quiera club que se apunte libremente y lo sostenga. Pero cuando llegan estas fechas, cuando llega el solsticio de invierno y se pone en marcha la formidable maquinaria propagandística que por lo menos desde el año de 1054 hasta nuestros días, siempre a la pura fuerza y por el imperio del miedo, pueblos como el español se desangran en lo económico entre villancicos, porque tenemos que a la fuerza del sucio sistema poner a disposición de un estado extranjero, el Vaticano, en tiempos de antes prácticamente todos los recursos que había, y ahora en la actualidad más de catorce mil millones de euros en un primer envite durante los primeros días de enero, para que los cardenales hagan lo que quieran con ellos, hagan o no hagan falta en España, a los que no nos gustan los villancicos subvencionados de esa manera, nos ponemos de mal humor, y pensamos en la estafa social que están representado para España todos, absolutamente todos, los partidos políticos.
Y es entonces cuando comprendemos el por qué la moneda que se utiliza en “Euroalemania” se le puso de nombre euro, según, en correlación al viento Euro: el viento funesto del este para los griegos, que aparte de que traía el calor pegajoso y la lluvia torrencial incontrolable, mantenía fresca por centurias el miedo que de aquel cardenal, el oriental, siempre provenían las tribus nómadas del Asia profunda, para las cuales las excomuniones cristianas y los pecados se las pasaban por sus arcos genitales y por los de su briosos caballos a los cuales, para desdicha occidental, la gente oriental los equipó con estribos, y no hubo novena ni rosario que los parara o los venciera en la batalla.
El símbolo que representa el viento griego Euro, es una vasija invertida derramando agua. Lo cual, aunque viene perfectamente a colación, no quiere decir, ni mucho menos, que lo de euro, a la moneda euroalemana le pusieran el nombre los santos cardenales vaticanos; pero sí resulta curioso la coincidencia, porque el derroche y el descontrol económico del dicho país y chiringuito expendedor, le cuesta mucha sangre, mucho sufrimiento a la humanidad el mantenerlos, y, encima, tener que hacerle la pelota para que no se disgusten la manada de vejestorios y no hacer referencia de una triste y agotadora realidad de abuso y estafa encubierta, defendida por sus damnificados con uñas y dientes, pero todos calladitos a la hora de no agruparse para juntos en unión quedarse ellos solitos, no el dinero público, con su club, y no obligarnos a los demás a que les paguemos sus devociones.
Desconozco el porcentaje en hectáreas de tierra que son propiedad directa del clero trinitario vaticano en la América que va del río Bravo a Magallanes; pero con seguridad que su registro parcelario, por fuera de joyas, negocios encubiertos, y tesoros escondidos en lúgubres sótanos eclesiales, superan en recursos a muchos estados, por no decir a todos unidos los de la zona. De los que, juntamente con España, no levantamos cabeza porque el clero está ahí aherrojándolo todo, bien por la vía dictatorial o bien por la vía que llamamos democrática de democracia analfabeta: un espejo ensayado y domesticado, que no produce temor, salvo cuando alguien pronuncia la palabra socialismo o comunismo.
Solamente por la vía del socialismo o el comunismo igualitario social por arriba, que es cuando el pueblo puede caminar por sendas dignas, lucha en la que está enfrascadas con éxito las repúblicas de norte Europa, aunque ya se encarga el clero de pregonar donde pueden, y pueden mucho, que son sociedades sin alma, sociedades frías, seguramente porque no disponen del calor de la sábana del ultraje del poderoso cuando violenta al débil, es allí arriba, en ese norte geográfico y polar, a base de cultura, donde los clericós no aparecen hasta en la sopa, como acontece por el mundo meridional como verdaderos caballos apocalípticos; nunca puestos, a nivel y extensión de estamento, delante de defender cualquier injusticia que tenga como destinatario el pueblo, al contrario.
El euroalemanismo cristiano, que potencia la existencia de la pirámide de la carencia con amplia base a expoliar desde una cúspide que no le importa vivir en la soledad de su altura, porque disfruta sabiendo que debajo de su cima está la gente pasándolo mal, tiene abierto amplio mostrador de tienda para la venta, quieras o no, de parcelas celestiales, mientras ellos se apoderan de las terrenales, para, según, quitarnos miserias de acá que nos permitan llegar pobres del tirón a su inmobiliaria de estafa, porque ellos son los primeros que no quieren, bajo ningún concepto, ir pobres y con los pies descalzos.
Poe tanto, si no existe actualmente diferencial alguno entre los resultados y móviles que llevó a los “buenos” a promover nueve de las llamadas Cruzadas, detrás de las cuales siempre estaba el clero vaticano con su lema de que antes se canse el acero de herir que la curia de acaparar, la esperanza de nosotros está en cruzadas de orientación de cardenal invertido, que nos enseñen a leer, escribir y pensar.
Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.
La gran estafa vaticana
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