Hispanos y eslavos, tierras de frontera

Hablando con un buen amigo argentino, me hago notar una cosa: Este buen hombre de Dios, en sus viajes por España, nota mucha impaciencia en los caracteres, y dizque «frustración». Y es verdad, es esa la palabra clave: Frustración. Tengo para mí que los problemas de España van mucho más allá de la economía. Es algo muy psicológico, si se quiere. Especialmente desde el siglo XVIII, nos encanta compararnos con Francia, Inglaterra Alemania… Y es que nos guste más o nos guste menos, no somos una isla en el Atlántico, ni somos la Europa Central, sino que los españoles somos de tierra de frontera, somos de la tierra y del mar, somos continente e islas adyacentes, y si hay algún paralelismo que nos podría servir, no es el de allende los Pirineos ipso facto, sino el mundo eslavo-oriental. Y eso lo supo ver a las mil maravillas el profesor germánico Walter Schubart en su “Europa y el alma del Oriente”(1). Ese mundo nos podrá ayudar a comprender muchas cosas. Si lo conociéramos e investigáramos más, otros gallos nos cantarían. Porque como dice Schubart, la inmensidad que se nos presenta ante nuestros ojos entre los continentes nos da una visión de conjunto, una visión total de las cosas.

Hispanos y eslavos somos tierra de frontera.

La prolongación natural del hispano es América, la del eslavo, Siberia.

En América, el hispano ha reproducido el arquetipo quijotesco que ya destacó el escritor Ramiro de Maeztu en su “Defensa de la Hispanidad”: El gaucho. Pero al hablar del gaucho que podemos ver en Argentina, Uruguay o Brasil, también hemos de hablar del llanero de Venezuela y Colombia, del chalán peruano, del huaso chileno, del charro mexicano; e incluso el “cowboy” angloamericano no deja de ser una copia de este apasionante mundo. Por un lado, en la Península Ibérica, desde la saca de las yeguas de las marismas de Doñana hasta la “rapa das bestas” de Galicia hay una tradición que para muchos jóvenes y no tan jóvenes no deja de ser una suerte de ritual iniciador: El ir a por los caballos salvajes, atraparlos y conducirlos para su doma, que, como la tauromaquia, es todo un trabajo de artesanía sobre la naturaleza en el cual no hay maquinismo que valga. Y ello se implementa con una tradición repobladora sobre la que descansa la monumental obra de la Reconquista: Primero, el mozárabe (2) que, desde el sur, el este o el centro de la Península se desplaza hacia el norte, y luego los repobladores del norte y el centro al sur. Al alimón de fueros y cartas pueblas, muchos hombres libres, con sus instrumentos de labranza, y los que podían, su caballo y su arma, fueron asegurando la tierra frente a una frontera musulmana que cada vez se iba replegando más, hasta que en el siglo XIII, el rey Fernando III el Santo abrió definitivamente el valle del Guadalquivir, quedando el reducto de Granada que a finales del siglo XV tomarían los Reyes Católicos, de tan augusta memoria para nuestra historia.

No es casualidad que la vaca tejana proceda de la vaca marismeña andaluza. Fue en la Península Ibérica, y especialmente en determinadas regiones, donde esta cultura eclosiona en América, acriollándose en nuevas y expandidas fronteras.

Hemos de acudir a nuestras raíces y, por otra parte, por lo menos intentar conocer otros mundos que podamos poner más en paralelismo con la geografía providencial que nos ha tocado. Que, aun estando en nuestras horas más bajas, sigamos despertando tantísimo interés en historiadores anglosajones y franceses quiere decir mucho de nuestra riqueza y nuestro potencial.

Al igual que Rusia es Eurasia, España tiene un papel vital como Euramérica. No podemos ni debemos ser europeístas, pero Europa no deja de ser más que geografía; políticamente, una entelequia, suma de debilidades, contradicciones y diferencias. Hemos de tener una política propia en Europa, naturalmente, pero sin dejarnos avasallar, sin puertas traseras y sin olvidarnos donde está nuestro destino manifiesto.

A día de hoy, los españoles no tenemos una idea clara de nuestra historia, nuestra cultura y nuestras posibilidades; y eso, aparte de la Leyenda Negra, tiene mucho que ver con la cortedad de miras de unos y otros. Parecemos adolescentes malcriados y frustrados, que eso es lo que parecemos y somos, dentro de una irritante frustración propia del complejo de inferioridad y de la incomprensión alarmante.

Muchas veces, desde la intelectualidad rusa no se ha comprendido la cultura española. Tal vez por un anticatolicismo ramplón (que tiene mucho de desconocimiento del catolicismo), o tal vez por una muy pesada influencia de la Leyenda Negra en la URSS, se ha juzgado a España con criterios que no se corresponden con su realidad y complejidad. Tal vez si se hubieran escuchado y extendido las visiones que muchos adeptos al Movimiento Ruso Blanco que encontraron en España un buen exilio, la cosa sería diferente.

Por cierto que por casi toda Europa aún colea una leyenda antirrusa nada desdeñable.

En Rusia, muchos intelectuales también han tendido siempre a compararse con Inglaterra, Francia o Alemania, cayendo en similares frustraciones a las españolas; frustraciones que hacen despreciar al propio pueblo, siendo que esos intelectuales (3) se acaban sintiendo marcianos, o estando por encima del bien y del mal de su patria.

Por desgracia, se ha convertido en algo muy propio de los españoles denostar su propio país. ¿Cuántas veces no hemos dicho y escuchado que si «somos un país de mierda», «asco de país» y cosas similares? O eso que dicen los progres: «País hipócrita». Pero, ¿y esos que dicen esas cosas, acaso están por encima del resto? Es a lo que vamos. Porque en Rusia, sobre todo por mor del leninismo, también se dio eso; pero no lo inventaron los rojos: Venía desde el liberalismo, y antes que los liberales, fueron no pocos ilustrados los que habían inyectado tan negativo y desproporcionado análisis.

En fin: Sin Rusia y sin España como murallas de la civilización no existiría esa Europa de la que tanto se habla. Más nos valdría que las tierras de frontera se reconocieran para comprender más y mejor sus paralelismos y posibilidades. Por algo Dios nos ha puesto así ante el mundo. Y Dios proveerá.

NOTAS

(1)Recomendamos un par de enlaces al respecto:

http://poemariodeantoniomorenoruiz.blogspot.com/2014/02/mis-lecturas-europa-y-el-alma-del.html

http://movimientoraigambre.blogspot.com/2014/03/rusos-y-espanoles-el-eon-joanico-y-el.html

(2)”Mozárabe” (del árabe “mustaarab”, esto es, “arabizado”) fue como se conoció a los cristianos que pervivieron bajo el dominio musulmán. Algo escribimos al respecto:

http://katehon.com/es/article/rutas-hispanicas-de-lo-mozarabe-lo-galaico

(3)Fue el caso de muchos (que no todos) regeneracionistas y noventayochistas, así como es el triste caso de Arturo Pérez Reverte y otros faranduleros que, por cierto, al igual que Benito Pérez Galdós en su día, dicen ser incómodos al sistema, pero el sistema no deja de premiarlos, y éstos no dejan de servirse de él. Nihil novum sub sole.

*Publicación original: https://katehon.com/es/article/hispanos-y-eslavos-tierras-de-frontera

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