El corte de pelo al estilo afro, una fusión hispanocubana en sus platos, un toque de mal genio, sonrisas y lágrimas. Así es Ketty Fresneda, la concursante cubana del popular programa Masterchef emitido por la Televisión Española que en esta edición arrasa en la Isla gracias al paquete.
Fresneda, que tiene 29 años y vive en España desde hace seis, se convirtió esta semana en semifinalista del concurso, un pulso en el que tendrá que vérselas con otros cuatro aspirantes. De su vida en Cuba, la competencia y los sueños para fundar su propio restaurante conversó con 14ymedio.
«Me fui a España porque me enamoré de un gallego. Nos casamos y aquí estoy viviendo el sueño español, en Pontevedra (Galicia)», dice bromeando esta habanera que en el programa de la semana anterior no podía dejar de llorar. La producción esta sexta edición de Masterchef llevó a su madre, que reside en Cuba, de visita y la obligó a cocinar esposada a ella. El plato, una ostra escabechada con un granizado de pepino, txacolí y una manzana picante, diseñado por el chef Martín Berasategui, fue uno de los mejores en lo que va del concurso, según los jueces.
En los ratos libres, Fresneda ayuda a sus suegros, que tienen un bar. La joven estudió medicina en la Isla, pero ya desde pequeña se veía que podía ser una buena cocinera, cuentan algunos de sus amigos a 14ymedio.
«Ellas son dos jimaguas (gemelas). La hermana se llama Katty y ella Ketty. Las kattykettyles decíamos porque siempre estaban junticas y les encantaba cocinar. Muchas veces compartían la comida que hacían con los muchachos del barrio», cuenta María León, vecina suya en el Vedado.
El parecido (son casi idénticas) le está jugando una mala pasada a su hermana Katty Fresneda, quien vive en Cuba y ve cómo la gente se queda mirando y murmura: «es Ketty, la de Masterchef».
«A veces se me abalanzan y me piden selfies. Otras veces me preguntan si ya gané el programa, o por qué regresé a Cuba. Es tremendo», cuenta desde La Habana a este diario.
La concursante achaca el gusto por la cocina a una herencia de la abuela. «Hacía magia con los pocos ingredientes que tenía a mano. Me encantaban los olores, los colores, hasta el sonido de la cocina», dice. Más de una vez tuvo que escuchar los regaños de la anciana que temía que explotara la vieja olla de presión de la marca Inpud, una industria nacional que floreció durante las décadas de subsidio soviético.
Más de una vez tuvo que escuchar los regaños de la anciana que temía que explotara la vieja olla de presión de la marca Inpud, una industria nacional que floreció durante las décadas de subsidio soviético
«Las madres y las abuelas cubanas, por lo general, son las auténticas chef estrellas, que hacen magia con poco. Siempre recordaré con cariño eso que me despertó en Cuba: la pasión por cocinar», dice.
Cuando llegó a España, Fresneda se hizo dietista. Para llegar a Masterchef tuvo que pasar por un macrocasting donde participaron miles de aspirantes. Tras salir airosa de esa prueba pasó a formar parte del grupo de 15 aspirantes finales y después de varias semanas guisando en unas pruebas no aptas para cardiacos, consiguió colarse en la recta final.
«El choque cultural ha sido, y sigue siendo, lo más duro. Los cubanos y españoles somos muy diferentes en carácter y costumbres. Tuve que madurar de golpe por este cambio con 22 años. Vivirlo fue bastante duro, marcó mucho mi personalidad para bien y para mal», dice la cocinera.
Ese cambio se ha reflejado en algunos episodios que han dado mucho de qué hablar. Uno de ellos fue cuando en el tercer programa, Fresneda estuvo a punto de ser expulsada al ser nominada por uno de sus compañeros al delantal negro, un atributo que lleva a los concursantes a rondas de eliminación. «Solo digo que te vas a cagar», le dijo al compañero. «Voy a sabotear a mi equipo desde dentro», agregó poco después. Aunque se disculpó por el pronto, las redes estallaron en su contra poco después.
Fresneda dice que lleva bien las críticas, pero no tanto los insultos o mensajes racistas y xenófobos que recibe. «Es una pena que la gente se tome las cosas tan personal con los programas de televisión»
Fresneda dice que lleva bien las críticas, pero no tanto los insultos o mensajes racistas y xenófobos que recibe. «Es una pena que la gente se tome las cosas tan personal con los programas de televisión», lamenta.
La joven dice que llegó a Masterchef en busca de experiencias fuertes y agradece cada día que pasa en esas cocinas (lleva tres semanas alejada de los suyos) porque le «encanta aprender» de los grandes chef. Si conquista el primer lugar, dotado con un premio de 100.000 euros, sueña con montar su propio restaurante.
«Quisiera tener la oportunidad de ir a Basque Culinary Center. Si además tengo ayuda del premio económico para abrir mi restaurante, ¡pues mejor aún!», dice emocionada. El Basque Culinary Center, ubicada en San Sebastián, al norte de España, es una de las escuelas vanguardistas de cocina más famosas del mundo.
Su principal motivación es ayudar a su familia que vive en Cuba. «Si yo estoy bien, desde el punto de vista profesional, mi familia en Cuba también lo estará», dice. Fresneda, como muchos cubanos en el exterior, es el principal sustento de su familia. En Cuba el salario medio oficial apenas llega a los 30 dólares al mes.
«Sufro en silencio cada día por la añoranza de mis familiares y lo haré el resto de mi vida. Extraño mucho a mi abuela, a mi madre, a mi hermana y a mi tío»
«Nunca he descartado la idea de volver a Cuba, porque toda mi familia está allí», dice Fresneda. «Sufro en silencio cada día por la añoranza de mis familiares y lo haré el resto de mi vida. Extraño mucho a mi abuela, a mi madre, a mi hermana y a mi tío. Hasta las peleas de hermanas se extrañan cuando una está lejos», añade.
Sin embargo, dice que se enamoró de España. «Me enamoré de este país. Me he adaptado muy bien a la cocina gallega. Tengo claro que el día que tenga mi restaurante haré una fusión cubana/gallego, o sea productos del mar y de la tierra y cocina de aprovechamiento como en Cuba», agrega.
«En mi estantería no faltan el comino y el laurel, tan utilizados en Cuba», dice. Entre los platos que la joven quiere posicionar en su nuevo restaurante están las típicas croquetas cubanas, el aporreado de pescado con variedades ibéricas y las albóndigas.
«Esas son las recetas clásicas de nuestras abuelas, maestras en la cocina», pero aclara que no faltarán «los frijoles negros, el congrí y mucho aguacate tropical».
Fuente: 14ymedio