Un pionero llegao desde Tenerife
En el imperio del ron y la cerveza, bebidas imbatibles en la cultura social y ancestral de Cuba, Carlos Acosta Baquero (Santa Cruz de Tenerife, 1970) alumbró caminos inexplorados hace diez años. En plena madurez empresarial, desembarcó en La Habana como director general de Bodegas Miguel Torres con una misión de cuidado: introducir el vino en el país. «Cuando llegué me miraban con resignación, me decían que no me quemara, que la batalla estaba casi perdida. Pero después de mucho trabajo, podemos afirmar que, gracias a nuestra empresa, hemos ido cambiado hábitos y gustos. Ahora, en cualquier acto privado o público que se celebra en Cuba, no falta un buen caldo y con denominación de origen», asegura complacido este emprendedor hoy felizmente instalado al otro lado del Atlántico.
«Vine soltero y algo precavido por todo lo que me podía esperar. Ahora estoy casado, tengo una niña y, en mi faceta, no aguardo duda alguna del futuro espectacular que se está abriendo en Cuba con el deshielo con Estados Unidos y el aperturismo económico generalizado que ya es un hecho», argumenta.
Detrás de su conquista gigantesca, la de colonizar un mercado hasta ahora virgen en la especialidad, hay una labor entusiasta. «La maestría que ha distinguido a Bodegas Torres en Canarias y en España se ha instalado, también, en Cuba. Ahí está el secreto de nuestra expansión, porque nuestro volumen de negocio no ha parado de crecer y las previsiones son inmejorables», expone. Y eso que la competencia ya asoma por la pujanza del mercado sudamericano.
«No nos limitamos a traer el vino embotellado y a promocionar nuestro sello. También marcamos un diferencial formando a hosteleros, centrándonos en la figura del sumiller», enfatiza a la hora de ponderar la acción global que encabeza en Cuba.
Carlos Acosta no duda en bendecir las condiciones que ofrece la superficie antillana para emprendedores isleños con afán de nuevos horizontes. Habla desde la experiencia propia, sin demagogias ni cortinas de humo.
«Lo más parecido a un canario es un cubano. Compartimos un vínculo muy fuerte en cuanto a familiaridad, forma de ver las cosas, incluso en el modo de hablar. Cuando entablo negociaciones aquí, noto un gran feeling con mis interlocutores precisamente por esto. Sin duda, una ventaja añadida que debemos aprovechar y que, en mi caso, me ha ayudado muchísimo», sostiene.
Más allá de su desempeño como bandera de Bodegas Torres en Cuba, Acosta hace patria estableciendo sinergias y colaboraciones con empresarios paisanos: «Formo parte de la junta directiva de la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba, pertenecemos al Ministerio de Justicia y es la única autorizada por el Gobierno de Cuba. Es indispensable que los canarios que nos hemos establecido aquí, ya sea por trabajo o cuestiones familiares o personales, nos conozcamos y nos ayudemos en todo. En eso estamos ahora, en fortalecernos a todos los niveles para poder crecer en una tierra que, sin ser la nuestra, es como si lo fuera».
Palabra de Carlos Acosta, canario de Cuba y cubano de Canarias.