El lunes encima de la bola, con curva tres cuartos

Opinión (de su página personal en Facebook)

El imperialismo tardocastrista tiene sus ojos geopolíticos puestos en Perú, con abundante petróleo; y su aparato de Inteligencia está listo para apoyar la estrategia local de Socialismo del siglo XXI, contando con una avanzadilla pública en el entorno del presidente Pedro Castillo, como el jefe de su partido y de la bancada parlamentaria, Vladimír Cerrón, el primer ministro, Guido Bellido y el canciller Héctor Béjar, pendientes -junto al resto del gobierno- del preceptivo examen parlamentario, el próximo 26 de agosto.

Vladimir Cerrón es un hombre del tardocastrismo por edad, se gradúo de médico en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de La Habana, donde fue reclutado por la Inteligencia cubana, tras una evaluación de su personalidad, antecedentes de formación marxista y proyección, confirmaron a CiberCuba ex oficiales de la Dirección General de Inteligencia (DGI) y funcionarios jubilados del extinto Departamento América del gobernante partido comunista.

Béjar, fue el hombre de Manuel Piñeiro Barbarroja, desde el comienzo de la actividad insurgente en Perú, con dos grupos guerrilleros, el MIR de Luis de la Puente Uceda y el ELN del actual canciller, el poeta Javier Heraud, que estudió cine en Cuba, y el antropólogo y psicólogo Juan Pablo Chang, el Chino, asesinado en Bolivia, junto a Ernesto Guevara, a quien había conocido en México.

Bellido, el polémico primer ministro que ha desatado críticas a izquierda y derecha en Perú por sus elogios al grupo terrorista Sendero Luminoso, aunque no consta que haya temido lazos directos con Cuba, estudió en la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco, donde hay una matriz ideológica de izquierda que es muy fuerte, sostiene el analista peruano Carlos Meléndez.
Son antilimeños, anticentralistas, anti España y están articulados bajo el marxismo-leninismo, señala Meléndez, que alertó a la opinión pública peruana por una respuesta que dio Cerrón sobre la anunciada reforma constitucional: Hay que cambiar todo lo que deba ser cambiado.

La nominación de Bellido ha sido interpretada como un triunfo del sector más ortodoxo del bloque de la izquierda peruana, que ha tendido una trampa a la democracia peruana, consistente en provocar la desaprobación parlamentaria de los ministros más procastristas para facilitar al presidente Castillo, la disolución de la cámara y convocatoria de un referéndum constitucional, que abra la vía legal para atrincherarse en el poder.

Pero La Habana tiene una bien implantada red de Inteligencia desde hace años en Perú, con penetración en todos los estamentos de poder, el ejército, el parlamento y los medios de comunicación que -llegado el momento oportuno- actuarán siguiendo las consignas operativas de sus jefes cubanos y que son los objetivos prioritarios de la actividad secreta castrista en todos los países donde actúa, además de los opositores exiliados.

Junto al veterano oficial de Inteligencia Luis Popa Casasaya, Alan, incrustado en la sociedad peruana con una sólida leyenda, y una legión de dirigentes indígenas, sindicalistas, campesinos y mujeres, formados en Cuba. La Habana cuenta con los agentes Calato, un general; Patriota, que es hermano de Calato; el matrimonio Talamante y Tacuarí, periodista brasileña, que articularon en Perú la mayor red de la DGI en América Latina: con más de 300 fuentes en partidos políticos, presidencia, fuerzas armadas, organismos de seguridad, medios de comunicación, etcétera.

Las fuentes consultadas por CiberCuba rehusaron identificar por sus nombres y cargos a los agentes dormidos de La Habana en Perú, alegando razones de seguridad y compromisos adquiridos con servicios de Inteligencia norteamericanos y europeos, a los que han facilitado toda la información.

El general peruano, identificado como agente Calato, recibió una felicitación personal de Fidel Castro, durante un viaje secreto a La Habana, donde se reunieron por espacio de seis horas, siempre según las fuentes consultadas..
En paralelo a la red de agentes operativos, La Habana mantiene una estructura de Relaciones de confianza con colaboradores identificados como Sagitario, Niño, Guaco, Nevó, Rabel, Mayen y Maracas, que tampoco las fuentes afloran por razones citadas anteriormente.

¡Coño, Méndez, este hombre es bueno!


El escenario político peruano no puede ser más propicio para La Habana, necesitada de intercambiar el petróleo de Perú por médicos, demás personal sanitario y otras asesorías, como parte de la estrategia Socialismo del siglo XXI, para la que cuenta, además, con miles de egresados de las escuelas de cuadros de la ANAP, CTC, FMC, academias militares y la partidista Ñico López, por donde han pasado muchos de los actuales dirigentes de la izquierda latinoamericana contemporánea, deudores del castrismo, y encargados por Fidel Castro de cambiar fusiles insurgentes por votos en las urnas, a partir de 1988.

Para el negocio de intercambiar atención médica por petróleo, La Habana cuenta en Lima con el joven médico Marcos Antonio Rosales Pool, que a finales de 2019 dejó su trabajo en Santiago de Cuba y abrió una consulta privada en la capital peruana, donde coordinó una red de médicos cubanos residentes en la nación andina «para ofrecer asistencia a los necesitados», con el pretexto de la epidemia de coronavirus.

La consulta gratis para pobres no es una novedad en la estrategia castrista de penetración que, en tiempos de su aliado Juan Velasco Alvarado, atendido por el eminente ortopédico Rodrigo Álvarez Cambra, que pasaba un mes al año en Lima y ofrecía consultas gratuitas para personas humildes, que llamaban a la embajada cubana para pedir turno.

Cuba nunca ha tenido nexos con Sendero Luminoso, coinciden en afirmar ex oficiales de la antigua DGl y ex funcionarios de los departamentos América y Liberación Nacional, que recuerdan, con risas, el incidente sufrido por Alfredo Quiñones González, apodado Simplicio por su su extrema delgadez, a manos de los terroristas, durante la toma de un pueblo, donde se encontraba de viaje.

Los senderistas tomaron el hotel, donde estaba alojado Simplicio, que reaccionó esgrimiendo su pasaporte diplomático y exclamando: Yo soy cubano, que fue respondido por los terroristas con la confiscación del documento y una golpiza.
Los ex oficiales de Inteligencia y ex funcionarios de América y Liberación atribuyen esa desconexión a las oportunidades que brindó a La Habana, el general golpista Juan Velasco Alvarado, que pese a su radicalidad, mayor que la de Salvador Allende, sufrió las impaciencias mesiánicas de La Habana y fue depuesto por otro golpe de estado, apoyado por Raúl Castro, para sorpresa e ira de su hermano Fidel.

El centro de la DGI, fruto de su buen trabajo operativo de penetración en todas las áreas sensibles de Perú, incluso a espaldas de Velasco Alvarado, elaboró un detallado informe alertando al centro principal de los riesgos de involucrarse en un golpe de estado promovido por el general Francisco Morales Bermúdez, que pasó a la historia como el tacnazo, en alusión a la ciudad sede del pronunciamiento, Tacna.

El informe de Inteligencia identificaba los vínculos de Morales Bermúdez con el Pentágono y la CIA norteamericanos y el entonces jefe de la DGI, José Joaquín Méndez Cominches, remitió sendas copias de la evaluación de su estación en Lima a Fidel y Raúl Castro; el primero tomó nota, pero no se pronunció.

El entonces ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) reaccionó emocionalmente, dando rienda suelta a su espontaneidad, a partir del recuerdo que conservaba de Morales Bermúdez durante un viaje a Cuba, donde fue su principal anfitrión, y respondió: ¡Coño, Méndez, este hombre es bueno!, desoyendo a la DGI, un error costosísimo para Cuba, que perdió a aliados con peso específico como los generales Luis E. Mercado Jarrín, Jorge Fernández Maldonado y Leonidas Rodríguez Figueroa, entre otros.

Si el fallecido general Jesús Bermúdez Cutiño y su segundo José Hernández Barbán no destruyeron el documento con el manuscrito de Raúl Castro, es una joya bibliográfica de la historia de Cuba en el siglo XX y una muestra de la torpeza de Raúl Castro en temas de estado.

Morales Bermúdez desplazó a Velasco Alvarado, enfermo desde hacia dos años, revertiendo su programa radical, reorientó a Perú hacia la democracia y buenas relaciones con Estados Unidos, enfriando la conexión con Cuba, para encabronamiento monumental de Fidel Castro, que convocó a su embajador en Lima, Antonio Núñez Jiménez, que acabó pagando la inmadurez política de su amigo Raúl, con un grave infarto cardíaco, tras la reunión con el Comandante en Jefe.

Pero el entonces centro de la DGI, dirigido por Manuel Martínez Galán, Manolo, no se amilanó y aunque perdió posiciones claves como un despacho regular con Velasco Alvarado, a quien asesoraba en modo briefing y en favor de los intereses de Fidel Castro, profundizó su trabajo operativo de penetración, que son las bases para la ofensiva tardocastrista, en ciernes, en Perú.
Aunque no llegó a tener la cercanía de Manolo con Velasco Alvarado, el entonces representante del departamento América en Lima, Luis Felipe Vázquez, montó una base logística para la subversión en la región, incluidas entregas de armas para el MIR y el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. ambos de Chile, y los Montoneros de Argentina.

El triángulo La Habana-Ciudad de Panamá-Lima funcionó también en materia de negocios, y a mediados de los años 80 del siglo pasado, Héctor Duran Villavicencio, del Departamento América, financiaba parte de la actividad subversiva y de Inteligencia con la importación, en vuelos de Cubana, desde Panamá, de grandes lotes de películas pornográficas, que vendía a mayoristas en el mercado ilegal peruano de pornografía.

Perú ya ha dado muestras de su preocupación con los primeros actos de Pedro Castillo, que desperdiciaría una oportunidad histórica si insiste en abordar la reconstrucción del país con «idealizaciones del estalinismo, vejeces doctrinarias y zombis habaneros», como señala el destacado periodista César Hildebrandt, para quien hablar en quechua no es suficiente para que los indígenas se sientan parte de la nación.

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