Élites y contraélites: Aristocracia, oligarquía y el Estado como mafia legalizada en Hispanoamérica
El problema de las élites es simple. Si un país no tiene una élite, una élite de verdad, es decir una minoría selecta y rectora que gobierne, no que desgobierne, no la ilusión de una élite -no, ser de la élite no es aparecer en las revistas de moda, no es haber asistido a tal o cual colegio o universidad, tampoco es ser dueño de los medios de producción o de opinión, ni asistir a tal o cual lugar-, una minoría selecta criada desde su nacimiento para hacerse cargo de las riendas del gobierno, que encarne el arquetipo de gobierno. Si no existe un grupo así, una élite de verdad, no una contra-élite disfrazada de élite; la élite o las élites de otros países y conglomerados geopolíticos van a gobernar nuestros países directa o indirectamente, nos guste o no. Hispanoamérica en ausencia de élites desde hace dos siglos ha sido gobernada por las élites anglosajonas y ya mismo por las chinas. Los igualitaristas y demócratas no se deben rasgar las vestiduras, porque simplemente no pueden cambiar la realidad de las cosas. Hasta en los experimentos más igualitarios comunistas como la Unión Soviética, se creó y crió una élite, misma que en ausencia de élites de otros países, de otras reuniones de gentes, gobernó la mitad del planeta.
Contertulios, de izquierda a derecha:
Julio Paltán, sociólogo, cientista social.
Arturo Bahamonde Cobo, economista.
Aurelio Valarezo Dueñas, doctor en historia.
Francisco Núñez del Arco Proaño, quiteño, historiador.
Sucede en la España de las Autonomías. Los propios jueces blindan actuaciones contrarias a derecho de las autonomías y los ayuntamientos.