El andalucismo y los árabes

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Apenas veo la televisión porque ni tengo tiempo ni ganas. No obstante, con esto de las redes sociales se acaba enterando uno de (casi) todo. Resulta que Ángel Garó, humorista venido a menos, acabó en un Gran Hermano de no sé qué variedad. Recuerdo que el gachó, cuando hablaba en serio (¡!), decía una y otra vez que los andaluces somos árabes. Sin embargo, empezaron a sacarle vídeos donde hablaba «del moro de la esquina» y en el pestífero concurso, a un tipo de origen árabe lo manda, o bien a Marruecos, o bien a hacer kebabs. Los kebabs nada tienen que ver con la cocina marroquí… Mas, sea como fuere, si los andaluces somos árabes, ¿por qué entonces no los trató como paisanos? Y a una chica peruana con la que se llevaba malamente también la quería mandar a Perú. Joder con los progres, la integración y todo eso… 

Pero especificando en los «andalucistas», una muestra más de su propia debilidad, basada en mentiras que ni ellos se creen. Ellos no saben ni qué son los árabes. Blas Infante Pérez de Vargas, nunca votado por nuestra gente, idealizó el tema, y nos colaron el gol por la escuadra gracias al interés del Partido Comunista durante la década de los 70 del pasado siglo.

No, los andaluces no somos árabes y los «andalucistas» son los primeros en saberlo y hasta en demostrarlo, por más que por la fuerza estatal nos impongan su bandera y su historia inventada. El cuento les ha servido para mucho; entre otras cosas, para tenernos como una de las regiones más subdesarrolladas de Europa pero, eso sí, sin ellos tener culpa de nada, porque las culpas arrancan del cristianismo y de Castilla, faltaría más. 

Y al final, el manchego boabdilista Antonio Gala diciendo que a lo mejor algún día tenemos que defendernos del islam… ¡Si es que parece que lo hacen queriendo!

Afortunadamente, buena parte del pueblo andaluz, en especial del oriente, no comulga con estas ruedas de molino. Juntos, los pueblos de la Andalucía de los Cuatro Reinos, con nuestra natural proyección hacia Canarias y América, nos lograremos liberar de esta mentira corrupta algún día. Pero dejémonos de falsas rivalidades que ya en 1833 se inventaron los liberales y en 1978 certificaron sus herederos; nunca por la naturaleza y cultura de los pueblos; siempre por la imposición de una minoría oligárquica. Sepamos estar a la altura, no como los de siempre. 

P.D.: Sería muy cómico que Telecirco acabase denunciado por SOS Racismo. Si es que no se les puede dejar solos…

Por cierto, vayan al cualquier punto andaluz donde haya concentración migratoria moruna para que vean por ustedes mismos eso de la «integración» y que «somos lo mismo».

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