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Edificios y sinvergüencerías

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Por : Nicolás Aguila
Oigo hablar de Paris Hilton y el hotel que perdió su abuelo en La Habana. Cosa que no es verdad. El Havana Hilton era propiedad del sindicato de los trabajadores gastronómicos cubanos.
En la misma área, a poca distancia del Hilton, se encontraban los edificios de Retiro Médico y Retiro Odontológico, si no me falla la memoria. Pues los bienes inmuebles, edificios en altura sobre todo, resultaban una buena inversión para el futuro. Y no solo para cajas de retiro, sino también para figuras que desde abajo alcanzaban el éxito y se preocupaban por tener una vejez tranquila y poder dejarles algo a los hijos. Olga Guillot, por ejemplo, compró un edificio de apartamentos. Orestes ‘Minie’ Miñoso, también. Miliki, hermano de Gabi y Fofó —los payasos de la tele—, puso una pastelería fina en el Vedado… Estos y otros inversores precavidos, de más está decirlo, lo perdieron todo cuando nos llegó la desgracia verde oliva.

Claro que todos no eran artistas o deportistas destacados. Conocí el triste caso de un señor que vendió su finca en Trinidad para comprar, junto con un socio, un hotel de varias plantas, tipo casa de huéspedes, excelentemente situado muy cerca de la escalinata de la Universidad de La Habana. El hombre, siendo el condueño, hacía las veces de encargado y, mientras recuperaba la inversión, vivía provisionalmente con su familia en el sótano del edificio. Y ahí mismo se quedaron viviendo cuando les confiscaron el inmueble.
Una vez los visité, no recuerdo a propósito de qué, y el lugar no podía ser más oscuro y sofocante, incluso claustrofóbico. Por cierto, fue con ellos que supe que el confiscador en jefe se había ‘arrejuntao’, como dicen aquí en España, con una maestra trinitaria con nombre de flor cuya familia conocían de toda la vida. Así que tengo la impresión de que me enteré de la existencia de Dalia Soto mucho antes que la CIA.

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Firmas

  1. Exacto, Nicolás, solo una precisión. El Havana Hilton no era propiedad directa del sindicato de trabajadores gastronómicos, era propiedad directa del fondo de pensiones de los trabajadores de ese sindicato, las «cajas» se administraban separadamente para que «nada» (huelgas, despidos, recesión, etc) afectase las pensiones. No pudieron prever que lo de que «llegó el comandante y mandó a parar».

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