Cuba no era de España, Cuba era España

Lo último que se llevó España de Cuba fue la tumba de Cristóbal Colón y una parte de los archivos de la administración de la provincia. El cadáver con su respectivo mausoleo fue asignado a la catedral de Sevilla, lo mismo que los archivos. Si bien a Colón todavía se le recuerda en aquella parte del mundo, aunque sea para arrancarlo de su zócalo, a los archivos de Indias, o sea, nuestra memoria colectiva, se la están comiendo las polillas.

Con las prisas, una parte de los muertos de la Guerra Civil, que los manipuladores de la memoria se empeñan en llamar de Independencia, -aunque siempre hubo más cubanos luchando por España que lo contrario-, 120 años más tarde, todavía sigue enterrada en fosas comunes, sin que ningún gobierno español del siglo XX o del XXI, se haya preocupado por repatriarlos para honrarlos como se merecen. Hoy en España pareciera que sólo tienen derecho a la memoria los asesinos de Paracuellos, o los que entregaron nuestra patria común al imperio soviético en 1936.

Por eso son tan encomiables los esfuerzos particulares para rescatar la memoria a todos los niveles, desde el asociativo y práctico, como el de los patriotas de ‘Regreso con Honor’ que llevan décadas reportando las fosas donde yacen los hombres y mujeres que dieron su vida por la patria; hasta las iniciativas más generales que tienen que ver con la conquista de los espacios culturales, los recintos universitarios y los medios de comunicación de masas, con el objeto de difundir un relato histórico del que podamos sentirnos orgullosos cara a los desafíos del siglo XXI. En todo caso, el interés que suscitan los trabajos de Elvira Roca, Pablo Victoria y otros muchos intelectuales de ‘ambos hemisferios’, muestra que la reacción de la dignidad está en camino. ¿Cómo se va a manifestar concretamente este saludable despertar? No lo sabemos. Aunque la emergencia de movimientos reunificacionistas, así como la creación portales que se dedican al tema de la Hispanidad, sin olvidar el éxito que ha tenido un movimiento identitario como VOX, indican claramente que el magma se está moviendo debajo de la corteza.

Todavía existen los españoles de ultramar que quieren volver con España

“España cedió a Puerto Rico y se olvidó de los españoles que vivíamos aquí. Nos abandonaron y nos dejaron sin protección”, lamenta Carlos Tovar, un descendiente de navarros, cuyo abuelo nunca quiso aceptar la nacionalidad norteamericana, impuesta a la isla en 1917. “No soy el único en ese caso”, declara enseñando con orgullo la partida de nacimiento de su ancestro. Si España tuviera una ley de descendientes no dudaría un segundo en recuperar la nacionalidad española. “Se lo debo a un hombre que murió orgulloso de ser español”, concluye rotundo. Hace algunos años Tovar y un grupo de amigos crearon años la asociación ‘Autonomía para Puerto Rico’ con el objetivo de introducir una tercera opción en el debate político insular desgastado entre Estatismo e Intendencia desde hace más de un siglo. “Volver al status quo de 1897 sería muy sencillo, basta que el Congreso de los Estados Unidos devuelva a España la soberanía de la isla, cuyos habitantes nunca iniciaron una guerra civil, porque siempre tuvieron muy claro que ellos no eran “de España” como afirmaban los cubanos, sino que ellos “eran España”, sobre todo, después que se promulgaran los Decretos de Autonomía del 27 de noviembre de 1897 que, igualaron los derechos de todos los españoles a ambos lados del Atlántico.

«Con España los negros estábamos mejor»

A pesar del tiempo transcurrido, en Cuba también quedan algunos irreductibles. Llama enseguida la atención el caso de Dagoberto Aldama, un negro que nos enseña la empolvada fotografía de un ancestro que luchó por España en el cuerpo de los ‘Honrados Bomberos’.

Las historias familiares de este español de color han llegado vivas hasta 2019. “Mi bisabuelo era escolta de Weyler”, asegura con una sonrisa desde la que afloran dientes blanquísimos. “Son cosas que ya nadie sabe, pero el general español no era tan malo como lo pintan. Para su seguridad, sobre todo cuando estaba en el monte, solo confiaba en soldados de nuestra raza”. Como muchos otros españoles de Cuba su bisabuelo se quedó en la isla al final de la Guerra civil. Nunca pensó que la administración española lo privaría de la nacionalidad española y de su pensión en 1899.

“¿Puedes creer que a mi abuelo se le aguaban los ojos cuando me lo contaba?”, afirma mostrándome un pliego amarillento con un borroso cuño donde todavía puede leerse ‘Ministerio de Ultramar’. “Cuba no era de España, Cuba era España, pero el gobierno español de la época traicionó a todos los que lucharon para que la isla siguiera siendo española, ¿qué quieres que te diga? Pero eso no es todo, añade-, cuando se modificó la ley de Registro Civil en el año 2002,* mi abuelo que todavía vivía en aquel entonces, quiso optar por la nacionalidad española; considerando, no solo que su padre había luchado por España, sino que la isla en su totalidad había sido española, pero se la denegaron. En la embajada le dijeron “Estás muy equivocado mi negro, Cuba nunca fue España, además… tu padre, aunque fuera un soldado español perdió la nacionalidad en 1899, por tanto, tú no puedes recuperar lo que nunca has tenido”. Aldama declara a ‘Españoles de Cuba’ que no sabe si su abuelo falleció poco después por el disgusto, lo que sí afirma es que nunca dejó de repetirle una y otra vez: no creas nada de lo que te cuentan en la escuela «Con España los negros estábamos mejor«. Afirma que le gustaría tener un pasaporte español, “Mejoraríamos mucho ¿sabes? Si España quiere hacer justicia histórica que empiece con los que lucharon por ella en Cuba”, asegura mientras se recuesta esperando a un cliente en su vieja bicicleta china convertida en bicitaxi.

*Opción por la nacionalidad española-Ley 36/2002. Todas las personas cuyo padre o madre haya sido español y nacido en España pueden optar por la nacionalidad española sin límite de tiempo o de edad (Art. 20 Código Civil).​

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