Crucero en el Costa Fortuna desde Amsterdam por Irlanda, Gran Bretaña y Alemania

París, 20 de septiembre de 2022.

Querida Ofelia,

He estado editando en mi perfil de Facebook las fotos de este bello crucero, me faltan solo las de Londres y Bremen (Alemania). Pero me decidí a escribir al fin la primera crónica.

Volamos durante 50 minutos por Air France desde el Charles de Gaulle de París el 28 de agosto, al aeropuerto de Amsterdam, tan moderno como tan sucio y con un personal que uno tiene la impresión de que han cometido delitos y los han condenado a trabajar allí.

El itinerario fue de gran calidad: Cork (Irlanda); Liverpool, Greenock, Invergordon y Edimburgo (Escocia); New Castle, Dover, Londres (Gran Bretaña); Bremer (Alemania) y finalizó en Amsterdam.

Te escribiré lo que paseamos, vimos y apreciamos en cada escala en las próximas crónicas que escribiré a partir de mañana, pues deseo terminar de editar las fotos que faltan.

El Costa Fortuna es un barco a dimensiones humanas, con una tripulación educada, muy profesional que te hace sentir como en casa.

Deseo darle las gracias, como suelo hacerlo, a las personas que nos hicieron sentirnos bien y disfrutar de nuestro bello viaje: Cledia Amélin, de Costa France, la cual nos organizó el viaje; Miriam, la responsable de Costa Club; la bellísima italiana Roberta,  Personal Cruise Consultant, con la cual reservamos el próximo crucero por 14 islas de Las Antillas; Giovanni Vitiello, director de los restaurantes; el caballero Darwin, maître del restaurante; Arianna la encantadora chica de la recepción; Manuela, Marvin (hondureño) y Brandon (colombiano), del formidable equipo de animación;  la sublime Daniela, animadora de los espectáculos del teatro; Dedi, el camarero de nuestro camarote; Francesca y Sharon, las simpáticas chicas de My Tours; el indio Kevin maître del restaurante Raffaello; Cristina y Angela, las dos camareras amabilísimas que nos sirvieron en el restaurante.

Tuvimos la sorpresa de encontrarnos y pasar buenos momentos con Michelle y Gérard, amigos franceses con los cuales ya habíamos hecho un crucero por La India, Ceilán y las maravillosas Islas Maldivas.

El regreso a París fue desde el sucio aeropuerto de Amsterdam en el cual, la empleada del embarque cuando le hice una pregunta me hizo un gesto levantando el brazo como si quisiera golpearme en el rostro. Al subir al Air France todo fue limpieza, amabilidad y comodidad, el célebre savoir-faire francés.

Te comenzaré pronto a describir todo con lujo de detalles en varias crónicas.

Besos desde La Ciudad Luz,

Félix José Hernández.

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