La última nota estadística que computa las Adquisiciones de Nacionalidad Española de Residentes en la Península, publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) confirma una inquietante evolución de las naturalizaciones de personas nacidas en el norte de África.
El INE publica desde el año 2015 la estadística de Adquisiciones de Nacionalidad Española de Residentes. Su objetivo principal es proporcionar el número de personas que, teniendo su residencia habitual en España, adquieren la nacionalidad española durante el año de referencia, habiendo tenido previamente la nacionalidad de otro país o la condición de apátrida.
Los naturalizados en 2019 nacidos en Hispanoamérica constituyen el resto del contingente, dentro del cual los cubanos son una ínfima cantidad si comparamos las cifras de este año a las del 2013, cuando más de 7000 nacidos en Cuba y residentes en España pudieron optar por la misma.
El descenso se puede apreciar claramente en el gráfico, coincide con la llegada al poder del gobierno del Partido Popular que puso freno a la adquisición de la nacionalidad española en la isla. La política de los populares todavía se resiente en Cuba, único país de América donde aun no ha concluido el proceso de adquisición abierto con la ley 52/7, de Memoria Histórica o de Nietos, como se la conoce en el país caribeño. Según informaciones oficiales todavía quedan más de 60 mil expedientes en trámite en La Habana.
A pesar de todas las trabas, los cubanos con doble nacionalidad, inscritos en el Padrón electoral de la isla no deja de aumentar cada año, y en estos momentos se encuentran residiendo en Cuba 147.617 nuevos españoles, o sea 2. 450 más que el año pasado.
Si sumamos los cubanos que se hicieron españoles en Cuba (2.450) y en España (3.090). El conjunto de cubanos que ha obtenido la nacionalidad española en 2020 (5.540) sigue lejos de ecuatorianos, colombianos, bolivianos y hasta dominicanos como lo muestra el gráfico del principio.
Resulta increíble que la comunidad española de Cuba siga a la zaga del resto de países iberoamericanos, cuando sabemos que los cubanos y puertorriqueños actuales descienden casi todos de españoles de primera o segunda generación.
¿Obedece esta situación a una política seguida por los gobiernos de España dedicada a entorpecer la adquisición de la nacionalidad por los descendientes de españoles en Cuba? No lo sabemos, pero las cifras hablan por sí solas. Esperemos que la nueva Ley de Memoria democrática querida por la vicepresidenta primera del gobierno de España pueda enmendar esta injusticia a la mayor brevedad.
Sois inoportunos en pedir con tal que sois insuficientes para merecer, Falta de prudencia no corregir lo vuestro en la isla y querer lo ageno.