Hace tiempo escribí un poema por y para el Pana. Vive Dios que ojalá hubiera tenido que transcribirlo en otras circunstancias.
Con todo, a todos aquellos animalistas/ecolojetas y demás odiadores subvencionados que aprovechan los momentos trágicos para esparcir su mala leche (no puede querer a los animales quien no quiere ni a las personas), decirles que al Pana no le afectarán vuestros comentarios, porque siempre ha sido consciente y consecuente con su arte.
Vayan estos versos por el maestro:
A RODOLFO RODRÍGUEZ, EL PANA
El último romántico de México,
recibe una bendición sacerdotal,
antes de salir al ruedo. Guarda
algunas bocanadas de un habano
que le sabe a gloria, cumplimentando
una liturgia imperdible, por la que
no pasa el tiempo. Tiene las hechuras
del gran virreinato novohispano.
Querido y admirado en la Madre Patria,
se crece entre España y Portugal como
quiere, codo con codo con Morante de La
Puebla, recreando el universo hispano.
La brava sangre de guerrero tlaxcalteca
le protege como penacho y como coraza;
raza de águilas y leones de Amado Nervo,
le rebosa por su estilo de valeroso arcano.
¡El Pana! ¡Todo el mundo atento, que hoy
torea el Pana! Persona y personaje, loco genial
que renunció a ser cuerdo mediocre; y ante todo,
¡Torero! ¡Torero hasta la muerte, sin engaño!
–Antonio Moreno Ruiz