Cuba: tres diputados españoles le plantan cara al gobierno

El tema de la visita del Embajador de España en Cuba a la tumba del dictador Fidel Castro sigue dando de qué hablar en la XII legislatura. Con la calificación hoy, de una pregunta del diputado José Ignacio Sánchez Amor del Grupo Socialista en el Congreso, (en relación con la ofrenda floral, y las posteriores declaraciones del Embajador), ya suman tres las interpelaciones escritas al ejecutivo de Mariano Rajoy en menos de un mes.
Anteriormente, fue calificada según lo establecido el reglamento el 27 de febrero, la pregunta de Fernando Maura Barandarián portavoz del Ciudadanos. El primero en abrir la batería de preguntas fue Jordi Xuclà i Costa del Grupo mixto en su calidad de Diputado del Partit Demócrata Europeu Catalá. El diputado, utilizó en su exposición de motivos un artículo de la directora de la página digital 14 y Medio, Yoani Sánchez, donde la periodista se extrañaba de su pose: “en una posición casi marcial” delante del monolito que supuestamente alberga las cenizas del dictador. “Como todo diplomático, curtido en las artes de manejar situaciones, Buitrago de Benito debió haber sopesado antes de llegar al lugar las implicaciones de tomarse esa instantánea y dejar unas flores como homenaje. Tenía que saber que su acción iba a desatar furibundas pasiones y mandaría una clara señal de posicionamiento ideológico y postura política afín al oficialismo”, aseguraba la periodista Premio Ortega y Gasset de Periodismo Digital (El País, 2008), seleccionada por la revista Time entre las 100 personas más influyentes del mundo en la categoría «Héroes y pioneros» (2008).
Por su parte, Fernando Maura Barandarián, cuyo interés por la antigua provincia española remonta a sus bisabuelos, en su argumentación hizo referencia al último informe de Amnistía internacional sobre el estado de los derechos humanos en el mundo, muy crítico con el régimen de La Habana por las restricciones contra su ciudadanía. La organización señalaba que «en Cuba se siguen cometiendo graves violaciones de los derechos humanos en materia de libertad de expresión y asociación; de detención y reclusión arbitrarias; y de escrutinio internacional». En su escrito, Maura también recordó que los grupos locales de la sociedad civil y los opositores denunciaron un aumento de las detenciones por motivos políticos y del acoso a quienes criticaban al gobierno.
A primera vista podemos alegrarnos de este repentino despertar cívico de los congresistas españoles. Después de todo no viene mal que se recuerde la sanguinaria naturaleza del régimen de La Habana en la Alta Cámara peninsular. Sin embargo, una vez analizado el contexto real donde se producen, no podemos sino llegar a las conclusiones que se imponen: el presidente del gobierno no va a perder el sueño por culpa de estas interpelaciones; bien intencionadas, pero que contradicen a la política real que no ha variado un ápice desde 1960, cuando el entonces embajador Lojendio le plantó cara al dictador en un programa de televisión, y se llevó por ello, un soberano rapapolvo a su regreso a casa.
España, tiene lo mejor de Cuba. Nunca, ni cuando la isla era un mercado cautivo para las exportaciones catalanas, los empresarios españoles estuvieron tan bien posicionados en la isla. Hoy sin tener la necesidad de administrarla como en el siglo XIX, disponen a su antojo de una mano de obra esclava, gracias a la cual pueden reinvertir sus ganancias en el mercado mundial y nacional. Con la excepción del gobierno de Aznar, ningún gobierno español se ha atrevido a plantarle cara a los modernos negreros del siglo XXI, cuyos rostros más visible son las hoteleras Meliá y SERCOTEL; sin entrar en el detalle de las casi 200 medianas empresas que tienen intereses en la isla, y que contribuyen con su silencio cómplice, a oxigenar un régimen que ha empobrecido un país que, a mediados del siglo pasado, era una de las economías más prósperas de América.
Si las razones económicas no bastaran, antes de perder el tiempo escribiéndole a Mariano Rajoy, los señores diputados podrían dedicarse a informarse un poco mejor sobre la propia realidad política peninsular; donde desde hace años la dictadura cubana (con el beneplácito de los servicios de inteligencia españoles), ha tejido una sólida red clientelar compuesta por miles de asociaciones afines. Las mismas están integradas por peninsulares y falsos refugiados políticos, articulados alrededor de más de diez consulados cubanos implantados en todo el territorio español. Dichos grupos, lo mismo sirven para dar un mitin de repudio a un verdadero disidente, que para recaudar fondos ‘de ayuda humanitaria’ que una vez desembarcada en la isla termina entre las manos de los Castro.
La pleitesía rendida por el señor Buitrago de Benito al régimen de La Habana es sin lugar a dudas una vergüenza. Sin embargo, dicho esto, tampoco se puede esperar a que el embajador de España defienda valores morales que los gobiernos peninsulares llevan años ignorando en aras del interés general. Pero aún hay más. Si la actitud del funcionario causa tanto malestar ¿Por qué no se interesan más los señores diputados en las actividades del embajador de Cuba en España, el ex espía Gustavo Machín? Un individuo que desde que ha puesto los pies en Europa no ha hecho más que defender abiertamente los intereses de los Castro, no dudando en entrometerse en los asuntos internos españoles, sin que hasta ahora los señores diputados hayan movido un dedo para impedírselo, ni escrito al gobierno exigiendo su cese inmediato.
Por todas están consideraciones podemos concluir sin temor a equivocarnos, que ninguna de esta interrogaciones va a retener la atención del gobierno, y mucho menos será el objeto de una respuesta escrita.

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