Petróleo crudo, sisas y armas

Los bancos, como son todos los mismos y hocican en la misma cochiquera, tiene una norma sagrada todos ellos para que los dineros solo se los regalan entre ellos: entre los miembros de los consejos de administración, pero por fuera de tales directivos no le perdonan una deuda en la puta realidad a nadie.
Los partidos políticos españoles, que están en deuda constante en grandes sumas económicas con los bancos, dan la sensación, o intentan darla, de que obtienen moratorias al respecto de sus obligaciones de plazos de pago, porque los bancos son generosos y complacientes con ellos cuando el meollo de la cuestión no es ese.
Los bancos no perdonan una deuda, y como inútiles intermediarios en el capitalismo de basurero que nos está infectado, se prestan de maravilla a lo que sea con tal de realizar sus cobros, e, insisto, solo efectúan condenaciones de deuda cuando tranquilamente los jefes ejecutivos se reparten el dinero mediante la fórmula de darse préstamos y que se pierdan. Porque la vigilancia del Banco de España se puede encuadrar de lleno entre una más de las grandes mentiras que nos cuentan.
¿Entonces quién paga las deudas de los partidos políticos españoles si los bancos no perdonan nada?
Muy sencillo: La factura del petróleo crudo, las fabulosas cifras que significan las importaciones por causa de un consumo totalmente IRRESPONSABLE de combustibles fósiles, hace que exista un amasijo muy simple entre algunos productores de petróleo de nuestras hermanas monarquías árabes del Golfo, que son las que pagan en las sombras todas las deudas de los partidos políticos a los bancos; con una simple y clara condición de que los políticos españoles legislen que se castigue con más virulencia que si fuera un asesinato el que un particular ponga un molinete en su huerto, una placa fotovoltaica en su tejado, y deje de consumir crudo, en cuando se compre un coche eléctrico.
De lo que se hace exposición, de esa inconsecuente locura, es la lógica aplastante por la que nadie entendíamos de cómo en países como España, por muchas puertas giratorias que haya de políticos al servicio de la basura, se podía penar semejante proceso natural y lógico de que cada cual pueda autoabastecerse de energía domestica e industrial y dejar de consumir petróleo crudo.
Las altas temperaturas están aquí asolando países como España, gran consumidor y excelente importador de crudo, que goza de unas relaciones excelentes con los Emiratos del Golfo; pero, en realidad donde están los golfos son sentados en las ejecutivas de los grandes partidos políticos gastando el dinero a manos llenas que dice que se los prestan los bancos, pero a los bancos a su vez se lo dan los amigos productores de crudo del Golfo que, a su vez, exigen que no les falte ni una ametralladora ni una bomba de racimo y vaya usted a saber cuantos tipos de armas más, para que todo vaya por la senda de la civilización actual.
Una civilización que no ha generado ni una sola corriente de agua nueva, ni un riachuelo y ni una fuente; que en países como España apenas queda agua corriendo por la superficie; que prefiere la sequía nacional a desalar agua porque tal asunto pone de muy mal humor a los que manejan el tremendo cotarro económico del agua, probablemente el negocio más rentable de toda España después del clero vaticano. Y todo eso es algo que ya nos tendría que haber sacado a la calle al pueblo español hace algunos años, porque las altas temperaturas, la carencia de agua pública, en manos particulares, nos está llevando a un punto de no retorno en fuentes y manantiales.
Las grandes reservas de agua, los grandes acuíferos que se encontraban en Suramérica, como el Guaraní, ya forman parte del pasado. Y parece increíble y cuesta creer que un puñado de intereses por asunto de dinero, sea el causante y no se detenga ante nada por causa y motivo de pueblos, de países enteros, que lloraremos con sangre una apatía que está más dentro del campo de la cobardía y el no querer sabe nada de donde nos están metiendo.
Pero si hemos asistido impasibles a grandes genocidios y nos hemos quedado tan tranquilos. Si ahora que disponemos de medios suficientes para que todo caminara por el camino de la solidaridad y respeto de dejar lo que hemos heredado. Si es probable que en unos muy pocos años respirar el aire caliente en algunas ciudades españoles pueda conllevar el abrasarse los pulmones y no tomamos medidas más allá de estar atentos a los fichajes del futbol y a las fiestas, la cosa no pinta nada bien.
Pero por lo menos no nos volvemos locos pensando en qué razón se basaban los políticos españoles del Congreso y de las Comunidades Autónomas en no dar ningún tipo de facilidad al cambio energético y a la desalación de agua, que frenaría poco a poco el cambio climático.
Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.

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